La carrera para suceder al mandatario Alejandro Giammattei no ha estado exenta de polémicas, como la surgida por la exclusión de cuatro aspirantes, entre ellos, el empresario Carlos Pineda, quien lideraba las preferencias. Estados Unidos y la Unión Europea criticaron el veto a Pineda, quien lo calificó como un "fraude electoral" y llamó a votar nulo.
"No vemos un proceso que se rija por estándares internacionales, sino más bien uno donde se utilizan criterios discrecionales y eso es tremendamente grave a la hora de respetar el derecho a ser elegido", opinó Carolina Jiménez, presidenta de la organización de investigación WOLA (Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos).
"Si quien asuma la presidencia simplemente va a ser una continuidad de los dos últimos gobiernos, estaríamos frente al abismo", agregó.
Además de presidente y vicepresidente, los 9.3 millones de habilitados para votar renovarán el Congreso unicameral y elegirán a centenas de alcaldes y 20 miembros del Parlamento Centroamericano (Parlacen). Las casillas estarán abiertas entre las 7:00 y 18:00 hora local. Los resultados preliminares se esperan desde las 21:30 horas del domingo.
Las encuestas pronostican que quienquiera que pase a la segunda vuelta derrotaría a Torres, ex esposa del fallecido mandatario Álvaro Colom (2008-2012), dado su elevado rechazo. La política de 67 años quedó en segundo lugar en los últimos dos comicios presidenciales pero es fuertemente resistida en la capital, hogar del 30% de los 17 millones de guatemaltecos.
Analistas políticos esperan que el resultado de la elección garantice poco o nada un cambio en el país, que ha venido retrocediendo en materia de transparencia y respeto a los derechos humanos, en parte, porque el sucesor de Giammattei tendrá que lidiar con un Congreso fragmentado como el actual, donde ninguna fuerza tiene amplia mayoría.
Giammattei, un médico conservador de 67 años, asumió la presidencia en enero de 2020 para un periodo de cuatro años con la promesa de combatir la corrupción, pobreza e inseguridad que agobian a la mayoría de la población y que obligan a que cada vez más migren hacia Estados Unidos, hogar de 1.3 millones de guatemaltecos.
"En cuatro años no se tendrá el tiempo para cambiar lo mal administrado que ha estado el gobierno desde tantos años atrás, pero sí se puede comenzar a tomar un camino diferente", dijo, esperanzado, Andrés Nolasco, un contador de 25 años en Ciudad de Guatemala.