De acuerdo con esa declaración, el primogénito del presidente se habría comprometido a incluirlos en los esfuerzos de paz de su padre.
El fiscal Mario Burgos reveló el jueves que el hijo del mandatario reconoció que en el 2022 recibió el dinero, gastó una parte con su exesposa, mientras que el resto ingresó a la campaña presidencial de su padre.
En el departamento del Meta, el gobernador Juan Guillermo Zuluaga asegura que los rebeldes están recuperando territorios a punta de terror.
"Por buscar la paz no podemos descuidar la seguridad (...), somos aliados del gobierno en la búsqueda de la paz, pero paz total; sin seguridad total, no existe", dice Zuluaga con un sombrero de vaquero.
El fantasma de la violencia vuelve a recorrer el país después que seis décadas de conflicto hayan dejado al menos nueve millones víctimas.
Del llanto al júbilo
Petro prometió transformaciones profundas en un país gobernado históricamente por élites liberales y conservadoras. Pero su voluntad choca con una escasa planeación y un entorno convulsionado.
"La llegada de Petro generó unas expectativas muy altas, la gente imaginaba que todo iba a cambiar y la desilusión es profunda", dice Eugenie Richard, analista de la Universidad Externado.
Quienes sí han sentido un cambio opinan lo contrario. En abril de 2022, policías fuertemente armados capturaron en Medellín a Laura Ramírez, una contadora de 25 años que hizo parte de las multitudinarias protestas contra Duque. Fue imputada por concierto para delinquir y terrorismo y pasó casi 8 meses en prisión.
Catapultado tras ese estallido social, Petro se puso del lado de sus simpatizantes. Algunos de ellos, como Ramírez, consiguieron la libertad y ahora trabajan en el gobierno.
Por el "presidente Gustavo Petro me he sentido muy protegida", dice Ramírez, "vocera" de la estatal Oficina del Alto Comisionado para la Paz en las barriadas de la ciudad.
"No podemos decir que todo está perfecto", pero Petro "nos ha devuelto la credibilidad a los jóvenes", valora.