El asesinato fue un impactante ejemplo del aumento de la violencia y el crimen en el país sudamericano y llevó a algunos votantes a reflexionar si acudirán a las urnas el 20 de agosto, lo que ha hecho que las ya inestables elecciones sean aún más difíciles de pronosticar.
La familia de Villavicencio, junto con un pequeño grupo de simpatizantes y aliados políticos, algunos ondeando pancartas, se reunieron en una funeraria en Quito, en donde se realizaba un velatorio privado.
"Estoy aquí para dar el último adiós a nuestro presidente", dijo a Reuters la seguidora Lola Alvarez. "Fernando Villavicencio era un líder que con papeles en mano denunció a todas las mafias del Ecuador y ese fue el motivo de su muerte", agregó. "Ya no sé lo que pasa en mi país".
Villavicencio no estaba protegido de las amenazas en su contra, manifestó Patricia Aguilera, candidata a la Asamblea por una zona rural de Quito.
"Le mataron porque tenían miedo que un hombre correcto asuma el poder y diga la verdad de toda la corrupción de este país", dijo. "Este estado no le cuidó".
El partido Construye de Villavicencio realizó un gran evento en el centro de convenciones de Quito, en donde su candidata a la vicepresidencia, Andrea González, habló mientras vestía un chaleco antibalas.
En tanto, la familia de Villavicencio celebró una misa para un centenar de personas en una capilla del cementerio de Monte Olivo, en el norte de la ciudad, acompañada por policías fuertemente armados.
"Mi hijo deja un legado de lucha, de transparencia, de sacrificio," dijo la madre del político asesinado, Gloria Valencia a los asistentes. "Toda esa lucha y todo lo que él hizo, espero que eso no sea una mercancía para hacer usufructo de todo eso".
El ataúd fue cargado en un coche fúnebre al grito de los asistentes de "¡Fernando vive para siempre!"
Seis sospechosos, todos colombianos que según la policía pertenecen a grupos criminales, fueron puestos bajo custodia por 30 días por un juez el jueves por la noche.