Los países del golfo Pérsico, como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, ven en el BRICS un vehículo para desempeñar un papel más destacado en los organismos mundiales, según analistas.
Los candidatos africanos, Etiopía y Nigeria, se sienten atraídos por el compromiso del bloque con reformas en las Naciones Unidas que darían al continente una voz más poderosa. Otros quieren cambios en la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
"Argentina ha pedido insistentemente una reconfiguración de la arquitectura financiera internacional", declaró a Reuters un responsable del Gobierno argentino implicado en las negociaciones para unirse al BRICS.
¿Expectativas poco realistas?
Los expertos que siguen de cerca a los BRICS no se muestran tan optimistas sobre los resultados de la cita.
"No creo que esta cumbre arroje resultados tan espectaculares porque el poder sigue estando en manos de los países occidentales. China está creciendo, pero aún no es la potencia dominante", apuntó Steven Gruzd, del Instituto Sudafricano de Relaciones Internacionales.
Las ambiciones del bloque de convertirse en un actor político y económico global se han visto frustradas durante mucho tiempo por divisiones internas y una falta de visión coherente.
Sus economías, antaño en auge, como China, se están ralentizando. Rusia, miembro fundador, se enfrenta al aislamiento por la guerra de Ucrania. De hecho, el presidente Vladimir Putin, sobre el que pesa una orden de detención internacional por presuntos crímenes de guerra, no viajará a Johannesburgo y sólo participará virtualmente.