Su informe anual sobre el Índice de Calidad del Aire (AQLI en inglés) mostró que la polución del aire por partículas finas -procedentes de las emisiones de vehículos e industrias, incendios forestales, etcétera- sigue siendo la "mayor amenaza externa para la salud pública".
Si el mundo redujera de forma permanente estos contaminantes hasta alcanzar el límite fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la esperanza de vida de una persona promedio aumentaría en 2.3 años según los datos recogidos hasta 2021.
Las partículas finas se relacionan con enfermedades pulmonares, cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y cáncer.
En comparación, el consumo de tabaco hace caer la expectativa de vida mundial en 2.2 años, mientras que la desnutrición infantil y materna es responsable de una reducción de 1.6 años.
Asia y África soportan la mayor carga, pese a que cuentan con infraestructuras más débiles, y los fondos para hacer frente a la contaminación atmosférica son mínimos. Toda África recibe menos de 300,000 dólares para ese fin.
"Hay una profunda desconexión entre los lugares donde la contaminación atmosférica es peor y los lugares donde, colectiva y globalmente, estamos desplegando recursos para solucionar el problema", declaró a la AFP Christa Hasenkopf, directora de programas de calidad del aire de EPIC.
Mientras existe una asociación internacional de financiación denominada Fondo Global que vierte 4,000 millones de dólares anuales para el VIH/sida, la malaria y la tuberculosis, no existe un fondo equivalente para la polución del aire.
"Sin embargo, en la República Democrática del Congo (RDC) y Camerún la contaminación atmosférica acorta más años de vida a una persona promedio que el VIH/sida, la malaria y otras amenazas para la salud", señala el informe.
Bangladés lidera el ránking
El sur de Asia es mundialmente la zona más afectada.
Bangladés, India, Nepal y Pakistán son, en ese orden, los cuatro países más contaminados por sus promedios anualizados de partículas finas, que se detectan por satélite y se definen como partículas con un diámetro igual o inferior a 2.5 micras (PM2.5).
Las concentraciones de contaminación son luego llevadas al índice AQLI, que mide el impacto en la expectativa de vida.