"Nos vengaremos con fuerza de este día negro", dijo el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
"Hamás lanzó una guerra cruel y perversa. Ganaremos esta guerra, pero el precio es demasiado alto (...) Hamás quiere asesinarnos a todos. Es un enemigo que asesina a madres y niños en sus casas, en sus camas. Un enemigo que secuestra a ancianos, niños y adolescentes", agregó.
El líder de Hamás, Ismail Haniyeh, afirmó que el asalto iniciado en Gaza se extendería a Cisjordania y Jerusalén.
“Esta fue la mañana de la derrota y la humillación para nuestro enemigo, sus soldados y sus colonos”, dijo. "Lo ocurrido revela la grandeza de nuestra preparación y la debilidad del enemigo".
En el sur de Israel, cerca de Gaza, los cadáveres de civiles israelíes yacían esparcidos por una carretera de Sderot, rodeados de cristales rotos.
Una mujer y un hombre estaban tendidos muertos sobre los asientos delanteros de un coche. Un vehículo militar pasó junto a los cadáveres de otra mujer y un hombre en un charco de sangre detrás de otro automóvil.
"Salí, vi montones de cadáveres de terroristas, civiles, coches con disparos. Un mar de cadáveres en Sderot, a lo largo de la carretera, en otros lugares, montones de cadáveres", dijo Shlomi desde Sderot.
Esther Borochov, que huyó de una fiesta dance rave atacada por hombres armados, dijo a Reuters que sobrevivió haciéndose la muerta en un coche después de que dispararan a quemarropa al conductor que intentaba ayudarla a escapar.
"No podía mover las piernas", dijo a Reuters en el hospital. "Vinieron los soldados y nos llevaron a unos arbustos cercanos".
Las fuerzas de seguridad israelíes dijeron que había 21 escenarios activos de tiroteos con atacantes infiltrados, y que su armada había matado a docenas de palestinos que intentaban entrar al país por mar.
En Gaza, una torre de gran altura alcanzada por un ataque israelí desprendía humo negro y llamas naranjas. Multitudes de personas llevaban por las calles los cadáveres de los militantes recién asesinados, envueltos en banderas verdes de Hamás.
Autoridades sanitarias de Gaza declararon que 232 palestinos habían muerto en ataques aéreos y más de 1,600 habían resultado heridos, trasladados a hospitales en ruinas y abarrotados, en medio de una grave escasez de suministros y equipos médicos.
Las calles estaban desiertas, salvo por las ambulancias que corrían hacia los lugares de los ataques aéreos. Israel cortó el suministro eléctrico, sumiendo a la ciudad en la oscuridad.
Hamás aboga por la destrucción de Israel. Ambas partes libraron una guerra de 10 días en 2021.
El jefe adjunto de Hamás, Saleh al-Arouri, declaró a Al Yazira que el grupo tenía en su poder un gran número de cautivos israelíes, entre ellos funcionarios de alto rango. Afirmó que el grupo tenía suficientes cautivos para obligar al Estado judío a liberar a todos los palestinos de sus cárceles.
El Ejército del Estado judío confirmó que había israelíes cautivos en Gaza y que habían muerto soldados y oficiales. Un portavoz militar dijo que Israel podía movilizar hasta cientos de miles de reservistas y que también estaba preparado para la guerra en su frente norte contra el grupo libanés Hezbolá.
El ataque supuso una infiltración sin precedentes en Israel de un número desconocido de hombres armados de Hamás procedentes de la Franja de Gaza, y el golpe más duro para el Estado judío en el conflicto con los palestinos desde los atentados suicidas de la Segunda Intifada hace unas dos décadas.
Los hechos se produjeron un día después de que Israel conmemorara el aniversario 50 de la guerra de 1973 que llevó al país al borde de una derrota catastrófica en un ataque por sorpresa de Siria y Egipto.
Hamás, que se hizo con el control de Gaza en 2007, ha librado desde entonces cuatro guerras contra Israel. Pero las escenas de violencia dentro del Estado judío no se parecían a nada visto desde los atentados suicidas del levantamiento palestino de la Intifada hace dos décadas.