Pero "la división con mayor incidencia en todas las regiones fue alimentos y bebidas no alcohólicas (29.7%)", destacó el instituto, resaltando además los precios de las carnes, el pan y los cereales.
La inflación a 12 meses en Argentina había llegado en noviembre a 160.9%, cuando el índice de precios al consumo alcanzó 12.8% en el mes.
Para combatir la escalada de precios y sobre todo el déficit de las finanzas públicas, Milei implementó medidas de austeridad que incluyen la reducción de subsidios a las tarifas de energía y de transporte, así como la paralización de obras de infraestructura financiadas por el Estado que aún no comenzaron.
Además, resolvió una devaluación de la moneda de más de 50%, dentro de un régimen de control de divisas vigente en Argentina desde hace años, que contempla una decena de tipos de cambio diferentes.
El dólar oficial cotiza a 835 pesos, mientras el dólar informal, paralelo o "blue", llegaba a 1,120 pesos este jueves.
Polea de transmisión
"La polea principal de transmisión del proceso inflacionario es el tipo de cambio", explicó el economista Hernán Letcher a la AFP, en alusión a la devaluación de más de 50% del peso. Esa devaluación presagiaba una alta tasa de inflación en diciembre.
"Si la inflación de diciembre es 30% es un 'numerazo'; veníamos para 45%", dijo el domingo el propio Milei.
Respecto al número inferior al esperado por el presidente, Letcher estimó que, lo que "tira para abajo", es el precio de los servicios públicos que aún no han sido actualizados.
"Habitualmente, cuando hay una devaluación en Argentina hay un efecto directo sobre los precios. Y los salarios tienden a actualizarse últimos. Por eso se produce la pérdida de poder adquisitivo", explicó Letcher, director del Centro de Economía Política de Argentina.
Además, "el gobierno de Milei dijo que iba a actualizar las tarifas. Lo que pasa es que todavía no se implementó ese mecanismo", añadió.
Resignación
En los mercados de las afueras de Buenos Aires reinaba la resignación.
"Hoy ni siquiera pueden tomar leche con lo que sale el litro", dijo María Ester Espíndola, una jubilada de 65 años.
Los argentinos siguen atormentados por la hiperinflación de hasta el 3.000% que vivieron entre 1989 y 1990 y la dramática implosión económica de 2001.
Ana Albornoz, una niñera de 53 años, compara sus compras actuales con una búsqueda del tesoro. "Antes iba a un solo súper y ahora tengo que ir a varios lugares para elegir cada cosa", cuenta a la AFP.