Este texto viene a completar la ley sobre seguridad nacional impuesta por el gobierno comunista de Beijing en 2020, tras las multitudinarias manifestaciones prodemocracia en el territorio semiautónomo, que Reino Unido devolvió a China en 1997.
La nueva ley estipula cinco nuevas categorías de infracciones, además de las incluidas en el texto de 2020: traición, insurrección, espionaje, sabotaje de la seguridad nacional e interferencia extranjera.
El Consejo Legislativo (LegCo) de Hong Kong, en el que no hay representantes de la oposición, debatió el texto de forma acelerada y sus 89 miembros aprobaron la ley, llamada "artículo 23", de forma unánime.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, criticó la adopción "acelerada" de la ley y dijo que suponía "un paso atrás en la protección de los derechos humanos".
Estados Unidos, el Reino Unido, la Unión Europea expresaron también su preocupación por una ley que restringe todavía más las libertades en Hong Kong y pidieron a los legisladores que se tomaran más tiempo para examinar su impacto.
"Estamos alarmados por el alcance" de estas medidas "imprecisas", reaccionó Vedant Patel, portavoz de la diplomacia estadounidense.
"Creemos que este tipo de acciones tienen el potencial de acelerar el cierre de la sociedad, otrora abierta, de Hong Kong", añadió.