"El domingo 21 de abril de 2024, Ana Estrada ejerció su derecho fundamental a una muerte digna y accedió al procedimiento médico de eutanasia", indicó su abogada, Josefina Miró Quesada, en un comunicado difundido en la red social X.
La activista y psicóloga "murió en sus propios términos, conforme a su idea de dignidad y en pleno control de su autonomía hasta el final", agregó su representante legal.
"Ana partió agradecida con todas las personas que hicieron eco de su voz, que la acompañaron en su lucha y que de manera incondicional apoyaron su decisión con amor", agregó Quesada.
La eutanasia no es permitida en muchos países y en Perú, donde la mayoría es católica, muchos conservadores se oponen fuertemente a esta práctica.
En Latinoamérica, Colombia permiten el procedimiento bajo ciertas condiciones, y en los últimos meses Cuba y Ecuador abrieron la puerta legal también al procedimiento.
En una entrevista con Reuters en el 2022, luego del histórico fallo judicial, Estrada afirmó que esperaba que su caso sentara un precedente en Perú, ya que buscaba de poner fin a una enfermedad que atacaba a su salud de forma progresiva.
Estrada sufría desde los 12 años poliomistiosis incurable, que provoca una debilidad muscular progresiva. Por ello, debió usar silla de ruedas desde los 20 años, según medios peruanos.
"Va llegar en un momento que ya no pueda ni siquiera poder escribir, o poder manifestarme", señaló a la agencia.