Los llamados a donaciones en las 341 ciudades afectadas se multiplican, así como las acciones de solidaridad.
Eduardo Bittencourt, un comerciante de 36 años, explicó en Porto Alegre cómo se organizó con un grupo de voluntarios para rescatar a personas atrapadas en sus casas con vehículos tipo 'pick-ups'.
"Las cosas están muy complicadas, estamos ayudando a quienes podemos ayudar, pero es la ley de la naturaleza", contó a la AFP.
Efectivos del ejército se afanan en instalar hospitales de campaña, porque cientos de pacientes debieron ser evacuados de centros de atención médica.
Desde escuelas hasta cárceles, todo tipo de infraestructuras se vieron afectadas.
El suministro de agua está interrumpido en 70% de Porto Alegre —de casi 1.4 millones de habitantes— y su región metropolitana, que tiene localidades enteras sumergidas, como Canoas, Guaíba y Eldorado.
En las calles de Guaíba, hoy convertidas en ríos, cientos de lanchas, botes inflables y motos acuáticas van y vienen sin pausa rescatando pobladores encerrados, mojados, sin energía eléctrica.
Y las aguas avanzan incontenibles hacia la metrópoli.
La excepcional situación tiene a Porto Alegre prácticamente sitiada.
La Policía Rodoviaria (de Carreteras) señaló a la AFP que la llegada desde el sur está cortada a unos 15 km de distancia, mientras que por el norte aún se logra acceder a la urbe.
El aeropuerto internacional de Porto Alegre, cuya pista está bajo agua, está cerrado por tiempo indeterminado.
Con información de AFP y Reuters