Gracias a PREFIRE, la NASA aspira a comprender cómo las nubes, la humedad o incluso la transformación de una superficie congelada en líquido influyen en esta pérdida de calor.
Hasta ahora, los modelos utilizados por los científicos para anticipar el calentamiento global se basan, respecto a este parámetro, sólo en teorías y no en observaciones reales, explicó Tristan L'Ecuyer.
"Esperamos mejorar nuestra capacidad para simular el aumento del nivel del mar en el futuro, así como la manera en que el cambio climático en los polos afectará a los sistemas meteorológicos del planeta", detalló.
Este satélite se suma a más de una veintena de misiones de la NASA encargadas de observar la Tierra, ya en órbita.
Los satélites pequeños, denominados Cubesat, representan una oportunidad real para responder a preguntas "muy específicas" "a menor coste", explicó Karen St. Germain.
Si los grandes satélites más tradicionales pueden considerarse "generalistas", estos pequeños aparatos son comparables a los "especialistas", subrayó. "La NASA los necesita a ambos".