Asumido por primera vez en 2009, el compromiso se reafirmó en el acuerdo climático de París de 2015. Entre 2015 y 2020 se pagaron unos 353,000 mdd, lo que incluía 189,000 mdd en pagos directos de país a país, en los que se centró el análisis de Reuters.
Más de la mitad de esa financiación directa -alrededor de 54%- llegó en forma de préstamos en lugar de subvenciones, un hecho que molesta a algunos representantes de países en desarrollo endeudados como Ecuador, que dicen que no deberían tener que hipotecarse más para resolver problemas causados en gran medida por el mundo desarrollado.
Los países del "sur global están experimentando una nueva oleada de deuda causada por la financiación climática", afirmó Andrés Mogro, ex director nacional de Ecuador para la adaptación al cambio climático.
Al mismo tiempo, según varios analistas, los países ricos están exagerando sus contribuciones a la promesa de 100,000 mdd, porque una parte de su financiación climática vuelve a casa a través de reembolsos de préstamos, intereses y contratos de trabajo.
"Los beneficios para los países donantes eclipsan de forma desproporcionada el objetivo principal de apoyar la acción por el clima en los países en desarrollo", afirmó Ritu Bharadwaj, investigadora principal sobre gobernanza y financiación del clima en el Instituto Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo, un grupo de reflexión del Reino Unido.
Países ricos defienden la financiación climática
Los representantes de las principales agencias que gestionan la financiación para el clima de Japón, Alemania, Francia y Estados Unidos -los cuatro países que más fondos de este tipo aportan a la ONU- dijeron que tienen en cuenta la deuda de cada país a la hora de decidir si conceden préstamos o subvenciones, y agregaron que dan prioridad a las subvenciones a los países más pobres.
Alrededor de 83% de la financiación para el clima destinada a los países de renta más baja se concedió en forma de subvenciones, según el estudio de Reuters. Pero esos países también recibieron, de promedio, menos de la mitad de fondos que los países de ingresos más altos, que recibieron principalmente préstamos.
"Una combinación de préstamos y subvenciones garantiza que los fondos públicos de los donantes puedan destinarse a los países que más los necesitan, mientras que los países económicamente más fuertes pueden beneficiarse de unas condiciones de préstamo mejores que las del mercado", dijo Heike Henn, directora de Clima, Energía y Medio Ambiente del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania.
Alemania ha aportado 45,000 mdd en financiación climática, el 52% de ellos en préstamos.
La Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) ofrece a los países en desarrollo tipos de interés bajos que normalmente sólo estarían al alcance de los países más ricos en el mercado abierto, explicó Atika Ben Maid, subdirectora de la División de Clima y Naturaleza de la AFD. Alrededor de 90% de los 28,000 mdd aportados por Francia se concedieron en forma de préstamos, el porcentaje más alto de todos los países.
Un portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que los préstamos son "apropiados y rentables" para proyectos que producen ingresos. Las subvenciones suelen destinarse a otro tipo de proyectos en "comunidades de bajos ingresos y vulnerables al clima". Estados Unidos proporcionó 9,500 mdd en financiación para el clima, el 31% de ellos prestados.
"También debe enfatizarse en que las disposiciones de financiación climática del Acuerdo de París no se basan en 'reparar' el daño causado por las emisiones históricas", dijo el portavoz, cuando se le preguntó si cobrar intereses a tasas de mercado y otras recompensas financieras contradice el espíritu del programa de financiación climática.
Poco concreto
El Acuerdo de París no establece abiertamente que los países desarrollados deban compensar las emisiones históricas. Hace referencia a los principios de "justicia climática" y "equidad" y señala las "responsabilidades y capacidades comunes pero diferenciadas" de los países para hacer frente al cambio climático. Deja claro que se espera que los países desarrollados aporten financiación para el clima.
Muchos interpretan el texto en el sentido de que los países ricos tienen la responsabilidad de ayudar a resolver los problemas relacionados con el clima en cuya creación tuvieron un papel desproporcionado, dijo Rachel Kyte, profesora de política climática de la Universidad de Oxford, que fue enviada especial del Banco Mundial para el cambio climático en 2014 y 2015.