En las maniobras posteriores a la votación, el primer ministro, Gabriel Attal, suspendió los planes para una reforma del desempleo que habría reducido los beneficios de los solicitantes de empleo, una medida que podría facilitar que los votantes de izquierda respalden a los aliados de Macron.
Europa mira a Francia
La llegada al poder de la extrema derecha, por primera vez desde la Liberación de Francia de la ocupación de la Alemania nazi en 1945, sumaría un nuevo país en la UE gobernado por esta tendencia, como Italia.
Toda Europa tenía el lunes los ojos puestos en Francia. "Nadie puede permanecer indiferente [...] si en casa de nuestro cercano socio y mejor amigo un partido que ve en Europa el problema y no la solución gana ampliamente", declaró el lunes la jefe de la diplomacia alemana, Annalena Baerbock.
El jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, afirmó que mantiene la "esperanza en la movilización de la izquierda francesa".
En Reino Unido, que el jueves celebra elecciones legislativas, el jefe del partido laborista Keith Starmer, estimó que la "lección" que saca de los comicios franceses es que se debe "responder a las preocupaciones cotidianas" de los electores.
Otros en cambio recibieron con entusiasmo el resultado, como la dirigente italiana de ultraderecha, Giorgia Meloni, que celebró que la "demonización" de la extrema derecha ya no funciona.
Estados Unidos declaró que tiene previsto mantener su estrecha cooperación con Francia pese al resultado histórico de la extrema derecha en esta primera ronda.
Rusia, a su vez, dijo que sigue "muy de cerca las elecciones en Francia". La victoria de la ultraderecha podría debilitar la política de Macron de apoyo a Ucrania, frente a Rusia. Aunque el partido de Le Pen, cuyos detractores la consideran cercana a la Rusia de Vladimir Putin, asegura que apoya a Kiev y que quiere evitar una escalada con Moscú.
Con información de AFP y Reuters