De hecho, el Sena no estuvo apto para bañarse durante parte de los Juegos Olímpicos.
"Los elementos estaban un poco en nuestra contra, pero sabíamos que sería algo a lo que tendríamos que adaptarnos. A pesar de todo, realizamos todas las competiciones con una calidad de agua que llevó a que los deportistas no corrieran ningún riesgo", explicó Pierre Rabadan, adjunto olímpico de la alcaldesa de París.
"Elementos" que ya habían socavado las pruebas realizadas el verano pasado de cara a los Juegos Olímpicos, con lluvias anormales para la temporada, repiten las autoridades, el ayuntamiento de París y la prefectura regional.
La situación no se repetiría durante los Juegos Olímpicos, explicaban, debido a las estructuras que entrarán en funcionamiento, como la cuenca de retención de agua situada en Austerlitz.
Lluvias y cambio climático
El Estado y las entidades municipales y regionales han inyectado 1.400 millones de euros para que el río sea apto para nadar.
Este verano, las estructuras están operativas y han vuelto las lluvias anormales para la temporada.
"Las lluvias intensas son una de las dos caras meteorológicas del cambio climático, menos conocida que el aumento de las temperaturas", explicó el climatólogo Robert Vautard, miembro del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en una entrevista con el diario Libération antes del verano.
"Sabemos que con un aumento de 1 grado de la temperatura media global, la atmósfera se carga con un 7% adicional de humedad, las nubes se llenan de más vapor de agua y por tanto llueve más", explica el climatólogo.
Refrescar una ciudad a través de un río que se está descontaminando, pero que el cambio climático puede contribuir a contaminar: esta es la ecuación a la que se enfrentarán las autoridades locales, en primer lugar el ayuntamiento de París, para hacer realidad su promesa.