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Entre la intervención a la represión sólo hay 15 días: Afganistán 3 años después

A tres años de la salida de Estados Unidos del país asiático, siguen levantando cuestionamientos sobre la ‘eficiencia’ de la misión para salvaguardar el bienestar de los afganos.
vie 06 septiembre 2024 05:04 AM
Mujeres afganas en un taller de confección de ropa, es una habitación bastante pequeña y hay 5 mujeres cubiertas por burkas. De izquiera a derecha, lleva una burka azul, la segunda lleva una burka verde, la tercera burka rojo con negro, la cuarta casi no se ve pues esta detrás de una maquina de coser y la quinta, que esta sentada en una silla, lleva negro con verde menta.
Mujeres afganas confeccionando ropa en Aybak, Samangan el pasado 28 de agosto.
Las mujeres solo tienen acceso a una cantidad limitada de trabajos desde el regreso de los talibanes.

El 15 de agosto se cumplieron tres años desde la caótica y controversial salida de Estados Unidos de Afganistán. Tras 20 años de intervención —bajo el argumento de desmantelar al grupo terrorista Al Qaeda después de los ataques del 11 de septiembre,— el presidente Joe Biden cumplió un acuerdo establecido entre el anterior presidente, Donald Trump, y los líderes del talibán: el ‘Acuerdo de Doha’.

Durante las dos décadas, las mujeres afganas experimentaron un progreso significativo, especialmente en el acceso a la educación, derechos laborales y unas cuantas representaciones en espacios públicos.

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De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) al menos 1.4 millones de adolescentes en Afganistán fueron privadas del acceso a la educación secundaria desde que los talibanes regresaron al poder en agosto de 2021.

"En solo tres años las autoridades de facto (es decir, sin validación jurídica) casi eliminaron dos décadas de progreso constante en la educación en Afganistán, y el futuro de toda una generación está ahora en peligro", destacó.

¿Qué fue de la presencia de Estados Unidos?

A finales de 2001 se cumplió “eficazmente” la primera fase al derrocar al régimen talibán, sin embargo, después de completarlo, su nuevo objetivo era reconstruir el país.

Niñas afganas de camino a la escuela, son seis niñas de espaldas completamente cubiertas por burkas negras, sus mochilas son negras, salvo por la primera de izquierda a derecha que es azul clarito de 'UNICEF' y la segunda, es verde sin ningun tipo de logo.
Niñas afganas caminando hacia una 'madrassa' (escuela) en el distrito de Sholgara, Balkh el pasado primero de septiembre. Las niñas, actualmente, solo tienen acceso a educación primaria; pero sus deberes se priorizan en el hogar.

Entonces, la matrícula femenina en las escuelas afganas era prácticamente inexistente, pero para 2021, según un artículo de la organizaicón de defensa de los Derechos Humanos, Human Rights Watch (HRW) y citando al gobierno, eran aproximadamente 3.5 millones de niñas las que recibían algún tipo de grado académico. Asimismo, las mujeres comenzaron a acceder a cargos públicos y obtener representación en espacios clave de la sociedad afgana.

Se promovieron leyes que protegían los derechos de las mujeres en el ámbito laboral y personal, aunque su participación seguía siendo limitada por distintas razones, entre ellas el no estar seguras de las nuevas reformas.

Sin embargo estos avances se desarrollaron en un contexto frágil, ya que entre las inconsistencias del personal estadounidense y las tensiones de la tradición cultural, se crearon resistencia en los afganos, incluida una insurgencia del ejército talibán.

Como era de esperarse, la guerra ya no era en lo absoluto costeable, entre dólares y vidas, además de que no logró dar una estabilidad duradera a Afganistán. La salida tan apresurada del ejército estadounidense fue bastante criticada ya que se presume que permitió que los talibanes retomaran el control del país en cuestión de días.

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El regreso inminente de los talibanes

Esta retirada precipitó la pérdida de casi 20 años de avances en los derechos de las mujeres, desencadenando una ola de represión sin precedentes.

Desde la toma de control talibán en agosto de 2021, se han implementado numerosas regulaciones basadas en su interpretación —bastante estricta— de la ley islámica. Estas incluyen la imposición de reglas sobre el uso del hiyab, la prohibición de que las mujeres viajen sin un mahram (guardián masculino), y la exclusión de las mujeres de espacios públicos como parques y gimnasios.

En cuestión de semanas que las escuelas para niñas fueron cerradas, las mujeres fueron excluidas del trabajo y se impusieron restricciones a su libertad de movimiento.

Además, se ha prohibido a las mujeres dirigir negocios en ciertos sectores, y se han clausurado salones de belleza.

Durante el aniversario de su re-conquista de Kabul, el líder supremo de los talibanes, Hibatula Ajundzada, declaró que la aplicación de la sharía —ley islámica— es su "responsabilidad hasta la muerte".

"Hermanos, nuestra responsabilidad es estar al servicio de la religión, la aplicación de la sharía es nuestra responsabilidad hasta la muerte", añadió ante miembros de las fuerzas de seguridad en una base aérea en Kandahar.

"No es una responsabilidad temporal. Mientras vivamos, adoptaremos la religión de Alá y la sharía para nosotros mismos y los demás", insistió el líder supremo, según la publicación en X del portavoz, Zabihula Mujahid.

Miembros del ejercito Talibán orando, son 8 hombres afganos de pie sobre mantas rezando.

De fondo es un paisaje arenoso y entre sus pertenencias hay armas.
Miembros del ejercito Talibán orando a lo largo de una ladera en el distrito de Charkint de la provincia de Balkh el pasado tres de septiembre.

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Algunas de las reformas que han implementado los talibanes

Desde el retorno del régimen taliban, estos son algunos de los principales cambios que se han implementado.

Restricciones a las mujeres

Las mujeres enfrentan restricciones en el acceso a parques, gimnasios y baños públicos, junto con la prohibición de la mayoría de los negocios dirigidos por mujeres. La aplicación de estas reglas es estricta y a menudo arbitraria, afectando desproporcionadamente a las mujeres​.

Los talibanes plican una interpretación ultrarrigorista del Islam y multiplican las medidas represivas contra las mujeres, una política calificada por la ONU de "apartheid de género".

Prohibición de la música y otras expresiones culturales

La música y otras formas de expresión cultural, como las imágenes humanas y animales, han sido prohibidas, lo que interfiere en la vida cultural de Afganistán. Esto incluye la eliminación de monumentos y la censura de materiales educativos​

Desinformación y censura

Las restricciones a los medios de comunicación y la censura de contenido crítico dificultan la transparencia y el acceso a información vital, afectando tanto a la población como a la comunidad internacional​.

¿Qué pasa actualmente en Afganistán?

Las políticas implementadas por el Ministerio de Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio (MPVPV) del gobierno de facto talibán afectan de manera significativa los derechos humanos, especialmente las restricciones hacia las mujeres, que limitan su libertad de movimiento, acceso a la educación, y participación en la vida pública, indica el informe " De Facto Authorities' Moral Oversight in Afghanistan: Impacts on Human Rights " de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA).

El informe destaca la ambigüedad y arbitrariedad en la aplicación de las regulaciones, lo que ha generado un clima de temor y represión.

Los hombres, en menor medida, también enfrentan regulaciones estrictas sobre su apariencia, como el crecimiento obligatorio de la barba y el corte de cabello.

Para los Juegos Olímpicos realizados en París hace un mes, Afganistán envió una delegación paritaria formada por tres hombres y tres mujeres especialmente para cubrir las exigencias del Comité Olímpico Internacional (COI). Sin embargo ninguna de las mujeres representantes del país residían en el territorio afgano, pues el deporte femenino está suspendido.

Kimia Yousofi  durante los Juegos Olímpicos, una mujer afganas sosteniendo un pequeño cartel exigiendo el cumplimiento de los derechos de las mujeres, incluyendo la educación y el deporte.
Kimia Yousofi, después de competir en atletismo en los pasados Juegos Olímpicos en Paris 2024. Sostiene un cartel exigiendo lso derechos de las mujeres, incluyendo la educación y el deporte.

El COI fue quién se hizo cargo financieramente de la mayoría de los atletas afganos.

Cinco deportistas de origen afgano formaron parte del equipo olímpico de refugiados, incluida su capitana, la ciclista Masomah Ali Zada.

Afganistán es un claro ejemplo de cómo los derechos de las mujeres pueden avanzar y retroceder en un abrir y cerrar de ojos en función de las políticas y los regímenes en el poder.

Los avances logrados durante la intervención estadounidense fueron significativos, pero la falta de estabilidad y una estrategia de salida inadecuada permitieron que los talibanes retomaran el control y desmantelaran los logros en tan solo días.

A tres años de la retirada, las mujeres afganas enfrentan una lucha diaria por recuperar su libertad y autonomía en un país donde la represión ha vuelto a ser la norma.

Con información de Reuters

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