Antes del amanecer del miércoles, la tensión se había instalado en los alrededores de la residencia del presidente surcoreano que, pese a su impopularidad, contaba con un buen séquito de fieles seguidores dispuestos a protegerlo.
Reporteros de la AFP observaron trifulcas y puñetazos en la puerta principal de la residencia, donde los investigadores se toparon con los simpatizantes de Yoon, su personal y diputados de su partido.
Algunos de los seguidores concentrados se tumbaron en el suelo para impedirles pasar. Otros ondeaban banderas de Corea del Sur y Estados Unidos o gritaban contra la orden de captura que consideran "ilegal".
La policía y los agentes anticorrupción empezaron a echar de la zona a los seguidores, así como a una treintena de diputados del partido de Yoon que aparentemente también acudieron a protegerlo, dijo la agencia de noticias surcoreana Yonhap.
Ante la tensa situación, la policía decidió no llevar armas de fuego y limitarse a llevar chalecos antibalas en caso de graves enfrentamientos con la guardia presidencial, señalaron los medios locales.
La orden judicial vigente permite su retención por un máximo de 48 horas. Para mantenerlo bajo custodia, los investigadores deberían solicitar una nueva autorización de la justicia.
El equipo legal de Yoon había alegado en todo momento que la orden de captura era ilegal y que la oficina anticorrupción no tenía legitimidad para investigarlo.
La principal formación de oposición en Corea del Sur, el Partido Democrático, afirmó que el arresto es "el primer paso hacia la restauración del orden constitucional, la democracia y el Estado de derecho".
El presidente también se enfrenta a un juicio iniciado el martes en el Tribunal Constitucional, que debe decidir si ratifica o no la moción de destitución aprobada por el Parlamento.