La última evaluación, que utiliza una metodología universal para evaluar los daños y las necesidades, reveló que los daños directos en Ucrania por los ataques rusos han aumentado a 176,000 millones de dólares, frente a los 152,000 millones registrados en febrero de 2024.
Alrededor del 13% del parque total de viviendas de Ucrania ha resultado dañado o destruido, lo que afecta a más de 2.5 millones de hogares.
En todos los sectores, las regiones más cercanas a la primera línea —Donetsk, Jarkov, Lugansk, Zaporiyia, Jerson y Kiev— sufrieron alrededor del 72% del daño total.
El informe citó un aumento del 70% en los activos dañados o destruidos en el sector energético desde la última evaluación hace un año, incluyendo la generación de energía, su transmisión, la infraestructura de distribución y la calefacción urbana.
El sector de la vivienda representaba unos 84,000 millones de dólares del total de las necesidades a largo plazo, seguido del transporte, con casi 78,000 millones, la energía y la minería, con casi 68,000 millones, el comercio y la industria, con más de 64,000 millones, y la agricultura, con más de 55,000 millones.
De acuerdo con el informe el informe, el coste de la retirada y gestión de los escombros asciende a casi 13,000 millones de dólares.
Antonella Bassani, vicepresidenta del Banco Mundial para Europa y Asia Central, dijo que la evaluación mostraba los progresos realizados por Ucrania en materia de recuperación física y económica, reformas y necesidades de reconstrucción.
La estimación excluía más de 13,000 millones de dólares en necesidades en ocho sectores que ya han sido cubiertas por Ucrania con el apoyo de sus socios y del sector privado. Esto incluye unos 1,200 millones de dólares desembolsados del presupuesto estatal y a fondos de donantes para necesidades de vivienda y más de 2,000 kilómetros de reparaciones urgentes de carreteras.
Además, el sector privado ha cumplido con algunas de las necesidades críticas, destacando su papel clave en el proceso de recuperación y reconstrucción, y muchas empresas han comenzado a invertir en reparaciones y resiliencia. Las estimaciones indican que el sector privado podría cubrir un tercio de las necesidades totales.