Publicidad
Publicidad

La disuasión nuclear vuelve al centro de la estrategia global en la era Trump

El cambio en la política de defensa de Estados Unidos, la guerra en Ucrania y el avance de Corea del Norte e Irán reavivan el temor a una nueva era nuclear.
vie 14 marzo 2025 05:04 AM
En esta foto difundida por el Ministerio de Defensa de Corea del Sur, se dispara el misil balístico Hyunmu-2 durante un ejercicio para contrarrestar la prueba nuclear de Corea del Norte el 4 de septiembre de 2017 en la Costa Este de Corea del Sur.
Corea del Norte realiza pruebas con misiles balísticos frecuentemente.

El miedo a una guerra nuclear parece un vestigio de la Guerra Fría, un fantasma que quedó sepultado tras la caída del Muro de Berlín y los acuerdos de no proliferación. Pero el mundo de hoy ve un resurgimiento de la disuasión nuclear como estrategia de poder.

Desde Washington hasta Moscú, pasando por Pyongyang y Teherán, el lenguaje de la seguridad global está marcado por amenazas atómicas, despliegues estratégicos y la posibilidad latente de un conflicto nuclear.

Publicidad

La invasión rusa a Ucrania, el debilitamiento de la alianza transatlántica y el avance de los programas nucleares de países como Corea del Norte e Irán reconfiguran el tablero geopolítico.

“Si el orden liberal cae, el régimen de no proliferación caerá con él” advierte Gideon Rose, miembro senior adjunto en el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), en un artículo de Foreign Affairs, en referencia a la erosión de los acuerdos multilaterales durante la administración Trump.

Un mundo en tensión: el regreso de la disuasión nuclear

Las crecientes tensiones geopolíticas revivieron la necesidad de mantener arsenales nucleares activos. Desde la invasión rusa a Ucrania hasta los movimientos estratégicos de Corea del Norte e Irán, la disuasión nuclear vuelve a ser considerada un pilar de la seguridad nacional.

De acuerdo con Our world in Data, para 2023 había casi 9,500 ojivas nucleares desplegadas y en reserva entre los nueve países, siendo Estados Unidos la potencia con más arsenal tiene en su posesión.

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca puso nuevamente en el centro del debate la cuestión nuclear iraní. Durante su primer mandato, su política de "máxima presión" llevó a la retirada de Estados Unidos del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés), acuerdo firmado en 2015 para limitar el desarrollo nuclear de Irán a cambio del levantamiento de sanciones económicas.

Tras la salida estadounidense, Irán incumplió varias disposiciones del pacto, algo que generó fricciones con Europa, cuyos intentos por revivir el acuerdo han sido infructuosos.

A inicios de este año el presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió que la aceleración del programa nuclear iraní coloca a la comunidad internacional "muy cerca del punto de ruptura". Irán rechazó estas declaraciones, calificándolas de "deshonestas" y "sin base".

En diciembre de 2024, Reino Unido, Alemania y Francia denunciaron que Teherán aumentó sus reservas de uranio altamente enriquecido a niveles "sin precedentes" sin ofrecer una justificación civil creíble.

Ante este escenario, los gobiernos europeos instaron su disposición a utilizar herramientas diplomáticas para evitar que Irán desarrolle armas nucleares, incluida la activación del mecanismo "snapback", que permitiría reimponer sanciones internacionales, aunque esta opción expira en octubre de 2025.

Estados Unidos y la OTAN: ¿una alianza debilitada?

La administración Trump genera incertidumbre sobre el compromiso de Estados Unidos con sus aliados europeos. "Los aliados de EU que antes confiaban en sus garantías de seguridad ahora pueden sentir la necesidad de desarrollar sus propias fuerzas nucleares", advierte Rose .

Francia y el Reino Unido, los únicos países de la OTAN, además de Estados Unidos, con armamento nuclear, discutieron la posibilidad de extender su paraguas nuclear a otros estados europeos. Sin embargo, el escepticismo persiste, y países como Polonia solicitaron el despliegue de armas nucleares estadounidenses en su territorio.

En marzo de 2025, la OTAN participó por primera vez como observador en la Tercera Reunión de los Estados Partes del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN), un gesto diplomático interpretado como un intento de acercamiento al debate global sobre el desarme. No obstante, la Alianza Atlántica mantiene su doctrina de disuasión nuclear, especialmente ante el aumento de tensiones con Rusia.

Publicidad

Rusia: una doctrina de disuasión agresiva

Desde el inicio de la guerra en Ucrania, Rusia usa su arsenal nuclear como eje central de su estrategia de disuasión. Vladimir Putin elevó el nivel de alerta de sus fuerzas nucleares y desplegó armas tácticas en Bielorrusia.

La nueva doctrina nuclear rusa, conocida como "Los fundamentos de la política estatal en el ámbito de la disuasión nuclear", establece que Moscú consideraría un ataque nuclear si percibe una amenaza crítica a su soberanía o integridad territorial, incluyendo agresiones convencionales apoyadas por potencias nucleares.

El Kremlin dejó claro que su arsenal nuclear es un medio de disuasión, pero también rebajó el umbral para justificar su uso.

"La agresión contra la Federación Rusa o sus aliados por parte de cualquier Estado no nuclear con el apoyo de una potencia nuclear se considera un ataque conjunto", señala el documento.

Moscú y Washington controlan el 88% de las cabezas nucleares del mundo, y Putin todavía es el principal responsable de la toma de decisiones sobre su uso.

Corea del Norte e Irán: nuevos jugadores en el tablero nuclear

Corea del Norte intensifico sus pruebas con misiles balísticos intercontinentales y desarrolló un submarino nuclear estratégico SSBN. En enero de 2025, imágenes transmitidas en Seúl mostraron el lanzamiento de nuevos misiles norcoreanos, algo que reforzó la preocupación internacional sobre sus capacidades ofensivas.

Por su parte, Irán avanzó en el enriquecimiento de uranio hasta niveles aptos para fabricar una bomba nuclear. Esto aumenta la incertidumbre sobre el equilibrio estratégico en Medio Oriente.

De acuerdo con el análisis de Leila Bidi y Fatiha Kaïd Berrahal en The U.S. and China’s Attitude and Policy to the Iranian Nuclear Question, el desarrollo nuclear iraní responde a motivaciones defensivas, entre ellas la necesidad de preservar su independencia y resistir la presión de potencias extranjeras, en particular de Estados Unidos.

El futuro del programa nuclear iraní está condicionado por tres factores clave: la percepción de amenazas externas, la dinámica política interna y las capacidades técnicas y materiales disponibles.

"El proceso de toma de decisiones sobre el tema nuclear ha sido una controversia prolongada entre las élites iraníes", afirman las autoras. La relación entre estos factores es incierta, pero lo que parece claro es que ni Estados Unidos ni sus aliados logran frenar la ambición nuclear de Teherán.

Publicidad

MAD: el equilibrio del terror

Desde su creación, las armas nucleares se convirtieron en un símbolo de poder militar y político. Su desarrollo comenzó con el Proyecto Manhattan y su impacto quedó sellado en la historia con los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki en 1945.

A partir de entonces, la capacidad de destrucción masiva transformó la lógica de los conflictos: la victoria dejó de ser el objetivo principal y fue reemplazada por la necesidad de disuasión.

Durante la Guerra Fría, esta lógica se consolidó en la doctrina de la Destrucción Mutua Asegurada (MAD, por sus siglas en inglés), basada en la certeza de que un ataque nuclear sería respondido con una represalia igual o mayor. Para frenar la proliferación, en 1970 entró en vigor el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), que reconoció a Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia como las únicas potencias nucleares legítimas.

Sin embargo, con el tiempo, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte desarrollaron su propio arsenal, lo que desafía el marco de control internacional.

Hoy, la estabilidad de la disuasión nuclear está en entredicho. Rose señala que “las barreras psicológicas que han mantenido a raya la proliferación pueden haber desaparecido”, lo que podría abrir la puerta a una nueva carrera armamentista.

Rusia ya ha insinuado cambios en su doctrina nuclear , mientras que Irán y Corea del Norte amplían sus capacidades estratégicas.

Actualmente, nueve países cuentan con arsenal nuclear: Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte.

¿Las zonas libres de armas nucleares quedan obsoletas?

Mientras las potencias reafirman la disuasión nuclear y fortalecen sus arsenales, América Latina mantiene su compromiso con la no proliferación. La región fue pionera en este enfoque con el Tratado de Tlatelolco de 1967, que prohíbe el desarrollo, adquisición y almacenamiento de armas nucleares en América Latina y el Caribe.

Este acuerdo, impulsado por México en plena Guerra Fría, mostró que la desnuclearización regional era posible en un contexto global dominado por la carrera armamentista entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

América Latina mantiene su postura a favor del desarme. En 2017, la mayoría de sus países firmaron el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN), promovido por la ONU. El tratado refuerza la idea de que la seguridad debe construirse a través de la cooperación y el derecho internacional, no mediante la amenaza de destrucción masiva. Sin embargo, este modelo enfrenta nuevos desafíos en un escenario global donde los tratados de seguridad pierden peso y la militarización vuelve a cobrar protagonismo.

En la actualidad, existen cinco tratados que establecen zonas libres de armas nucleares en distintas regiones del mundo: América Latina y el Caribe (Tlatelolco, 1967), el Pacífico Sur (Rarotonga, 1985), el Sudeste Asiático (Bangkok, 1995), África (Pelindaba, 1996) y Asia Central (Semipalatinsk, 2006). Estos acuerdos, además de prohibir la presencia de armamento nuclear en sus territorios, obligan a sus miembros a suscribir salvaguardias con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

Si bien estas zonas son una herramienta clave para la no proliferación, su efectividad es cuestionada en el contexto actual.

La reciente reunión de los Estados parte del TPAN en Naciones Unidas, celebrada la primera semana de marzo de 2025, reflejó la creciente tensión internacional en torno a este tema. Con la participación de 86 países y más de 1,000 representantes de la sociedad civil, el encuentro concluyó con una declaración política que desafía la disuasión nuclear y plantea una hoja de ruta para su desmantelamiento.

A pesar de este esfuerzo, las potencias nucleares siguen sin adherirse al tratado, lo que limita su alcance.

Históricamente, América Latina jugó un papel importante en los debates sobre desarme. Durante las negociaciones del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) en la década de 1960, Brasil y México promovieron la idea de un "doble acuerdo": la no proliferación debía ir acompañada de medidas concretas de desarme. Esta postura se reforzó en 1965 con el respaldo de países del Movimiento de Países No Alineados, consolidando un marco que vinculaba la reducción de armas con el derecho al uso pacífico de la energía nuclear.

Por el contrario, Estados Unidos y Rusia endurecen sus estrategias nucleares, mientras que países como China e India refuerzan sus capacidades. Esto lleva a algunos analistas a cuestionar la viabilidad a largo plazo de las zonas libres de armas nucleares.

"El compromiso con la desnuclearización ha sido una decisión estratégica y ética para América Latina, pero en un mundo donde la disuasión nuclear se está reactivando, es inevitable preguntarse si esta postura seguirá siendo sostenible en el largo plazo", explica Gideon Rose del CFR.

El Tratado de Tlatelolco y otros acuerdos similares demostraron que es posible establecer regiones sin armas nucleares, pero su éxito depende del contexto internacional. Sin embargo la creciente fragmentación de los tratados de seguridad y la falta de compromiso de las potencias con el desarme plantean interrogantes sobre la eficacia de estos modelos en el futuro.

México y Brasil, como actores clave en la diplomacia regional, han abogado por mantener el principio de no proliferación, pero la presión externa podría reconfigurar esta postura.

Un futuro incierto en la era nuclear

El resurgir de la disuasión nuclear y la creciente desconfianza hacia el liderazgo estadounidense plantean serias dudas sobre el futuro del equilibrio estratégico global. La fragilidad de las alianzas tradicionales impulsa a algunos países a buscar protección en nuevos socios, lo que puede traer una reconfiguración del panorama de seguridad.

Esto, como advierte Gideon Rose en Get Ready for the Next Nuclear Age, sugiere que naciones europeas —con líderes como el primer ministro alemán, Friedrich Merz— podrían explorar la posibilidad de ampliar la protección nuclear ofrecida por Reino Unido y Francia.

Un paraguas de seguridad verdaderamente europeo podría surgir en un escenario posestadounidense y ayudaría a estabilizar la región.

Sin embargo, la incertidumbre persiste. Una eventual retirada o traición por parte de Washington dejaría a muchos aliados sin garantías claras, lo que llevaría a esos estados a optar por desarrollar sus propias capacidades nucleares. Aunque los desafíos técnicos, económicos y políticos son enormes, la experiencia de países como Israel, Pakistán y Japón demuestra que la autosuficiencia nuclear es una vía, aunque controvertida.

Esta alternativa no se limita a Europa. En zonas de alta amenaza, como Ucrania o Taiwán, la búsqueda de seguridad a través de la proliferación nuclear se vislumbra como una opción que, de concretarse, podría encender una nueva carrera armamentista con riesgos impredecibles. La disuasión extendida, en este contexto, se vuelve un recurso frágil y condicional.

El reto para la comunidad internacional radica en renovar los compromisos y construir mecanismos de seguridad que trasciendan la simple acumulación de armas. La elección entre reforzar alianzas existentes o enfrentarse a la posibilidad de que cada estado persiga su propia protección marcará el rumbo de la era nuclear que se avecina.

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad