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Trump logra usar ley del siglo 18 para deportar a migrantes

La Corte Suprema permitió que Trump recurra a una ley de 1798 para expulsar a supuestos pandilleros. Un salvadoreño deportado por error aún espera justicia.
lun 07 abril 2025 07:00 PM
Esta imagen de distribución cortesía del Ejército de los Estados Unidos muestra al Comando de Transporte de los Estados Unidos apoyando los vuelos de deportación del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas proporcionando transporte aéreo militar, Fort Bliss.
Tribunal Supremo de Estados Unidos levantó una orden de un tribunal inferior que prohibía a la administración Trump deportar a migrantes indocumentados utilizando una oscura ley de tiempos de guerra.

La Corte Suprema de Estados Unidos autorizó al presidente Donald Trump a utilizar una ley del siglo XVIII para justificar la deportación de migrantes, incluso cuando estos enfrentan procesos judiciales abiertos o han sido reconocidos como vulnerables a la deportación.

La decisión, anunciada este lunes, permitió que el gobierno invocara la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para deportar a presuntos integrantes del grupo delictivo venezolano Tren de Aragua, a pesar de que la normativa había sido empleada en muy contadas ocasiones en la historia del país.

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El máximo tribunal, sin embargo, dictaminó que los migrantes afectados por esta política deben tener la posibilidad de impugnar su expulsión. Aunque la Corte no anuló los vuelos de deportación ya realizados, dejó abierta la puerta para que casos individuales puedan volver a evaluarse en tribunales.

Uno de esos casos es el de Kilmar Ábrego García, un salvadoreño de 29 años que residía legalmente en Estados Unidos desde 2019, tras obtener protección judicial contra su retorno a El Salvador por razones de seguridad. No obstante, fue deportado el mes pasado junto a más de 200 personas —la mayoría de nacionalidad venezolana— a una megacárcel en El Salvador, como parte de la ofensiva migratoria que Trump ha intensificado desde su regreso al poder.

La jueza de distrito Paula Xinis ordenó su repatriación antes de las 23:59 horas del lunes, luego de que el Departamento de Justicia reconociera que la expulsión fue un "error administrativo". La decisión fue confirmada por un tribunal federal de apelaciones, donde el juez Harvie Wilkinson advirtió sobre las consecuencias de permitir este tipo de prácticas.

“No cabe duda de que el gobierno metió la pata aquí”, escribió Wilkinson. Añadió que los hechos del caso revelan “el potencial de una preocupante laguna legal: a saber, que el gobierno podría llevar a individuos a prisiones extranjeras en violación de las órdenes judiciales y luego argumentar (...) que ya no son sus custodios, y que no hay nada que se pueda hacer”.

El juez subrayó que no se requiere “mucha imaginación para entender que este es un camino de perfecta anarquía, uno que los tribunales no pueden tolerar”.

Pese a esta postura, la administración Trump apeló ante la Corte Suprema, que emitió una suspensión temporal de la orden de repatriación, lo que mantiene a Ábrego García fuera del país mientras se resuelve el litigio.

El presidente de la Corte, John Roberts, solicitó a los abogados del migrante que presenten sus argumentos antes de las 17:00 horas del martes.

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Una ley con historia bélica

La Ley de Enemigos Extranjeros, promulgada en 1798, fue concebida para autorizar la expulsión de ciudadanos de países con los que Estados Unidos esté en guerra, sin necesidad de un proceso judicial. Su aplicación ha sido extremadamente limitada: solo se usó durante la Guerra de 1812, la Primera y la Segunda Guerra Mundial.

La administración Trump reactivó esta legislación en marzo para respaldar las deportaciones masivas de migrantes indocumentados bajo el argumento de que representaban una amenaza para la seguridad nacional.

Tres vuelos salieron hacia El Salvador el 15 de ese mes con personas que, según la Casa Blanca, pertenecían al Tren de Aragua. Sin embargo, organizaciones de derechos civiles y abogados de migrantes denunciaron que algunos de los deportados no eran pandilleros, no tenían antecedentes penales y fueron seleccionados únicamente por tener tatuajes visibles.

Otro juez federal, James Boasberg, prohibió al gobierno continuar con las deportaciones bajo esta ley, al considerar que violaba los derechos fundamentales de los afectados. Trump apeló esta decisión, y la Suprema Corte ahora deberá decidir si la normativa puede seguir aplicándose.

En la apelación, Sarah Harris, asesora jurídica interina de la administración, argumentó que el caso representa una disputa esencial sobre los límites del poder presidencial. “Este caso plantea preguntas fundamentales sobre quién decide cómo llevar a cabo operaciones sensibles relacionadas con la seguridad nacional en este país”, sostuvo. “El Presidente o los jueces. La Constitución proporciona una respuesta clara: el Presidente”.

Mientras tanto, los abogados de Ábrego García siguen esperando una resolución que permita su retorno. La decisión de la Suprema Corte marcará un precedente sobre hasta qué punto el Ejecutivo puede utilizar leyes históricas para implementar políticas migratorias en el presente, y si el uso del poder presidencial en nombre de la seguridad nacional puede prevalecer sobre los derechos de personas protegidas por órdenes judiciales.

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