Los estadounidenses que viven en México desconfían de los muros de Trump
El día de la elección presidencial en Estados Unidos, el restaurante Pinche Gringo se llenó de lágrimas. En medio de banderas con barras y estrellas, los congregados, la mayoría simpatizantes de la demócrata Hillary Clinton, se quedaron esperando una victoria que nunca llegó.
Para esa fecha, el dueño de este lugar famoso en la colonia Narvarte de la capital, Dan DeFossey, había planeado una jornada con comida estilo BBQ y cerveza artesanal, en la que se pudiera seguir el desarrollo de los comicios y difundir información sobre el proceso electoral estadounidense.
“Tomé el micrófono y les comencé a explicar qué era lo que estaba pasando en cada uno de los estados. Era una fiesta para ver la elección. La mayoría, creo que todos, excepto uno o dos, apoyaban a Hillary. Hubo muchas lágrimas ese día”, recuerda DeFossey, un hombre originario de Nueva York quien llegó a México hace siete años para trabajar como gerente de mercadotecnia para América Latina de Apple.
Esa noche, mientras el mapa de EU se pintaba de rojo y anunciaba el triunfo de Donald Trump, el ambiente festivo se iba apagando en el lugar. Sin embargo, lo que no perdía fuerza era la convicción de estadounidenses como DeFossey, quienes creen que el discurso y las promesas del republicano son equivocadas porque fomentan el odio y la división.
“No estoy contra Trump. Estoy contra la idea de la división, en contra de la idea de poner muros. Yo estoy en México para romper muros, para bajar muros”, asegura este empresario, e insiste en que, así como México lo recibió con los brazos abiertos, él quiere esforzarse para combatir los prejuicios entre las sociedades de ambas naciones.
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"El lado bueno del muro"
En México viven alrededor de 740,000 estadounidenses, según datos del Consejo Nacional de Población (Conapo). La mayoría vive en estados fronterizos como Baja California, Chihuahua y Tamaulipas, en tanto otros están repartidos en diferentes entidades.
Nicholas Guilman es uno de los cerca de 16,000 que residen en la capital, donde escribe acerca de la gastronomía mexicana.
Gracias a que sus padres se sentían atraídos por México, Guilman conoció el país desde pequeño y, luego de convertirse en adulto, decidió instalarse en su territorio. Hoy, al pensar en la victoria de Trump, se declara convencido de que es lo peor que pudo haberle pasado a EU.
“Todos los que ganaron en el pasado, como (Richard) Nixon, (George) Bush o (Ronald) Reagan, parecen buenos. Nunca hemos visto algo tan loco en Estados Unidos, algo que se acerque a (Adolf) Hitler”, señala.
Para él, uno de los aspectos más negativos de que Trump llegue a la Casa Blanca será que el racismo volverá a cobrar fuerza.
“Trump le ha dado rienda suelta a los prejuicios que tienen y ahora es como ‘It’s ok’. Ha habido muchísimos casos de racismo, como ocurría hace 50 años, cuando en el sur estaba bien expresar tu racismo en la calle. Es horrible”, dice Guilman, y aunque confía en que el republicano no pueda cumplir con todas sus promesas —como frenar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)—, teme que sus acciones afecten al país que decidió volver su hogar.
“He pasado algún tiempo en Malinalco (Estado de México) y he visto cómo los hombres han regresado porque había recesión. (...) Esos hombres regresan a sus pueblos, donde no hay trabajo, y eso va a ser muy problemático”, considera este crítico culinario, seguro de que, desde su profesión, puede contribuir a que otros estadounidenses dejen atrás sus prejuicios. “Yo siento que estoy del lado bueno del muro”, concluye.
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Ni Hillary ni Trump
No todos los estadounidenses que radican en México creen que Trump era la peor opción para EU. Algunos tampoco confiaban en Clinton y por eso voltearon a ver otras alternativas.
Tal es el caso de Peyton Sandoz, un joven texano de 26 años que votó por el candidato del Partido Libertario, Gary Johnson.
Sandoz tiene cinco meses en la Ciudad de México, a la que llegó para vivir con su novia en un departamento de la colonia Condesa. Durante ese tiempo, en varias ocasiones le ha tocado enfrentar a gente que cree que todos los estadounidenses quieren un muro fronterizo como el planteado por Trump.
“Donde quiera que voy todos dicen: ‘Oh, tú quieres construir un muro’. Por supuesto que no, yo vivo aquí. ¿Por qué lo apoyaría si yo vivo aquí?”, dice.
Y si bien reconoce que algunas propuestas de Trump pueden ser positivas en términos económicos, critica sus ideas de limitar las relaciones de EU con México, Canadá o China, así como sus comentarios racistas y su oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo.
“Estaba en Nueva York con dos de mis mejores amigos. Ellos se quieren casar y estoy preocupado por ellos, pues él quiere echar abajo el matrimonio gay. Es un dinosaurio”, afirma.
El beneficio de la duda
“¿Qué tal si Donald Trump resulta ser un buen presidente?”... Esa fue la pregunta que John Powell y su roomate se hicieron después del triunfo del empresario.
A diferencia de otros de sus compatriotas en territorio mexicano, Powell no se lanza contra Trump, sino que cree que es necesario dejar que el tiempo pase y seguir su desempeño como presidente. Sólo entonces, dice, será posible saber si es un mal gobernante o uno bueno.
Originario de Pennsylvania, Powell llegó a la Ciudad de México hace seis años y trabaja como supervisor de actividades en la American School Foundation. Aunque no habla mucho de política, admite que esta elección atrajo la atención más que otras y que ahora hay incertidumbre por el futuro gobierno de Trump.
Frente a esos temores, él insiste en que habrá que esperar y ver qué tanto puede hacer de lo que planteó en su carrera a la Casa Blanca.
“Yo no creo que pueda cumplir con lo que prometió acerca del muro o los migrantes”, considera Powell, a menos de dos meses de que, el 20 de enero, Trump se instale en la oficina oval y comience sus cuatro años de mandato.