Sandías de medio millón de pesos, las frutas de lujo en Japón

El alto precio y los empaques elaborados de las frutas japonesas de lujo suelen asombrar a los occidentales.
'Variedad' Las sandías cuadradas, de pirámides y en forma de corazón como estas pueden venderse por más de 100 dólares cada una en Japón. (Foto: rasslava/Getty Images/iStockphoto)

Parece una joyería, gracias a su exterior elegante. Pero cuando echas un vistazo detrás de los resplandecientes aparadores de vidrio de cualquiera de las tiendas de

, en Tokio, ves unos tesoros sorprendentes.

Sandías en forma de corazón, uvas "Ruby Roman" del tamaño de una pelota de ping-pong… esta tienda se especializa en vender frutas suculentas a precios que te hacen llorar.

Sin embargo, no solo en las tiendas de Sembikiya se vende fruta cara y cuidadosamente cultivada.

En todo Japón, esta clase de productos suele subastarse por decenas de miles de dólares. En 2016,

se vendieron por tres millones de yenes (unos 545,000 pesos), todo un récord.

"En la cultura asiática y particularmente en la sociedad japonesa, la fruta recibe un trato diferente", explicó a CNN Soyeon Shim, rector de la Facultad de Ecología Humana de la Universidad de Wisconsin en Madison, Estados Unidos.

"La compra y el consumo de fruta están ligados a costumbres sociales y culturales. No solo son parte importante de su dieta, sino que lo más importante es que la fruta se considera un artículo de lujo y tiene una función ritual y compleja en las vastas costumbres japonesas de dar regalos", agrega el académico.

El estatus de quien los cultiva

El cultivo de productos de alta calidad suele involucrar técnicas meticulosas y laboriosas desarrolladas por los agricultores japoneses.

"Es difícil lograr que la forma de estas fresas sea la correcta… a veces pueden salir como globos", dijo Okuda Nichio acerca de sus preciadas fresas

( princesa hermosa), a las que trata de dar "forma de cuchara".

"Me ha tomado 15 años alcanzar este grado de perfección".

Las fresas de Nichio tardan 45 días en crecer en su granja en Okuda, en la prefectura de Gifu; aunque no da detalles sobre cómo las cultiva ("No puedo decirte exactamente cuáles son los métodos porque todos lo harían", dijo), cree que su tiempo está bien invertido.

Sus fresas son del tamaño de una pelota de tenis y produce unas 500 al año; suelen venderse por alrededor de 500,000 yenes (unos 88,000 pesos) cada una.

La rareza es una de las tácticas que emplean también los productores de las uvas "

", quienes ofrecen solamente 2,400 racimos de la enorme fruta roja cada año.

Las uvas se cultivaron para llenar un vacío en el mercado de frutas de lujo de Japón, de acuerdo con Hirano Keisuke, portavoz de Ruby Roman.

"Estas uvas son grandes y rojas… como un rubí. Lograr ese color rojo ha sido un proceso arduo", explica.

El primer racimo se vendió en 2008 y actualmente, cada racimo puede costar 100,000 yenes (alrededor de 18,000 pesos) o más.

En 2016, un supermercado del suroeste de Japón pagó

por uno de los primeros racimos de la cosecha de " " en una subasta. Con 30 uvas en total, el racimo rompió récord con su precio de más de 6,400 pesos por uva.

Un regalo perfecto

¿Por qué los consumidores japoneses están dispuestos a pagar tanto por una fruta?

Aunque en muchas culturas occidentales se aprecia a las manzanas y a las naranjas por su valor nutricional, para los japoneses la fruta tiene un valor casi espiritual y suelen ofrecerla a los dioses en su butsudan (altar casero) o en los escalones de los templos budistas.

Es por ello que la fruta de lujo se ha llegado a considerar un importante símbolo de respeto.

"La gente compra esta fruta cara para demostrarle al receptor lo especial que es su regalo, en ocasiones especiales o para personas socialmente importantes como tu jefe", explicó Shim, quien ha hecho investigaciones exhaustivas sobre el mercado japonés de las frutas de lujo.

Ken Gehrt, profesor de mercadotecnia en la Universidad Estatal de California en San José, dijo que la fruta es de particular importancia durante las temporadas de Ochugen y Oseibo, en las que se dan regalos como muestra de respeto.

"También se regala fruta fina como parte del proceso complejo y detallado de cultivar relaciones en Japón", agrega Gehrt, quien ha hecho investigaciones sobre los consumidores en Japón para ayudar a los agricultores estadounidenses a entender mejor ese mercado.

La belleza es subjetiva

Hasta el más modesto de los regalos de fruta conlleva mucha reflexión y presentación.

Las fresas sueltas suelen venderse en recipientes que parecen joyeros y los melones se envuelven individualmente y se presentan en cajas de madera decoradas.

"Se dice que los japoneses comen con los ojos. Ciertamente la fruta de primera se distingue porque es bella y por la forma primorosa en la que se empaca y se presenta", explica Gehrt.

Sin importar el tamaño ni la forma, la fruta de lujo siempre está cuidadosamente envuelta.

En vez de desanimarlos, el alto precio significa prestigio y calidad para algunos consumidores.

"De alguna forma es como los chocolates de lujo, pero darlos como regalo les da estatus y representa consideración por la otra persona", explicó Cecilia Smith Fujishima, profesora de Culturas Comparadas en la Universidad de Shirayuri en Tokio.

Aunque no todos los japoneses compran fruta cara para regalar, a muchos les gusta su sabor inusual. Aunque muchos japoneses encomian el sabor excepcional de dichas frutas, Smith Fujishima dice que suelen ser demasiado dulces para los paladares australianos y para los occidentales en general.

"Parece que estas frutas son sutilmente más ricas", agregó Gehrt, quien señaló que el fino empaque y la buena mercadotecnia pueden influir en la opinión que la gente tiene del sabor.

"La percepción de la gente puede verse afectada por la apariencia hermosa de la fruta y por su presentación, así como por su textura más atractiva".