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OPINIÓN: Las víctimas de los huracanes, una llamada de atención para Trump

Este verano, Estados Unidos tiene asiento en primera fila para ver lo que el calentamiento de la Tierra le depara a la humanidad… y tristemente, es tan solo una probadita, opina David A. Andelman.
lun 11 septiembre 2017 12:13 PM
Desastres naturales
Desastres naturales Los huracanes consecutivos que afectan a Estados Unidos son un indicio claro del cambio climático (Foto: ADREES LATIF/REUTERS)

Nota del editor: David A. Andelman colabora frecuentemente con CNN Opinion y escribe artículos para el diario estadounidense Usa Today. Escribió el libro A Shattered Peace: Versailles 1919 and the Price We Pay Today. Fue corresponsal extranjero del New York Times y corresponsal de CBS News en París. Síguelo en Twitter como @DavidAndelman . Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.

(CNN) — El 12 de diciembre, Emmanuel Macron, presidente de Francia, reunirá en París a los líderes de todo el mundo que concretaron el acuerdo de la COP21 para el clima hace dos años, cuando el mundo acordó unánimemente, por primera vez, que es necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar el calentamiento global si queremos que la humanidad sobreviva.

Se espera que los líderes de prácticamente todos los países que firmaron este pacto regresen a París en diciembre, excepto Donald Trump. Su ausencia es particularmente alarmante porque Estados Unidos se está volviendo el objetivo de dos de los huracanes consecutivos más violentos de la historia. Detrás vienen otros dos . Así, Estados Unidos se vuelve una de las víctimas principales e inmediatas del cambio climático. También tenemos los incendios en el oeste de Estados Unidos, cuyo humo se dirige hacia el este del país: hasta ahora se han contado más de cien, que han consumido más de 8,000 kilómetros cuadrados y cientos de casas, debido a que las tierras están sumamente secas y a las altas temperaturas que han roto récords.

Trump debería reconsiderar su postura respecto al cambio climático y asistir a la reunión de diciembre, aunque sea para que Estados Unidos vuelva a ser grande.

OPINIÓN: Ahora tenemos la obligación moral de hablar del cambio climático

Este verano, Estados Unidos tiene asiento en primera fila para ver lo que el calentamiento de la Tierra le depara a la humanidad… y tristemente, es tan solo una probadita. Kerry Emanuel, el sobresaliente profesor de Meteorología del Tecnológico de Massachusetts y codirector del Lorenz Center, llegó a la conclusión, en un ensayo que la Sociedad Estadounidense de Meteorología publicó en marzo, de que "el cambio climático puede afectar la frecuencia, la intensidad y la ruta de los ciclones tropicales".

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Además, como miembro del equipo de expertos de la Organización Meteorológica Mundial, Emanuel firmó un comunicado , el 1º de septiembre, en el que se señala que "en climas más cálidos, es probable que los huracanes se vuelvan más intensos; es mucho más probable que la frecuencia de huracanes categoría 4 , como Harvey, aumente a lo largo del siglo XXI". Y entonces, una semana después, llegó Irma.

Si quedaban dudas sobre el impacto del cambio climático en la frecuencia y la intensidad de lo que los científicos usualmente llaman "ciclones" (en Asia se los conoce como "tifones" y en el Atlántico Norte y el golfo de México, como "huracanes"), la duda se disipa fácilmente con tan solo ver parte de sus investigaciones detalladas, para las que usaron huracanes reales y modelos computarizados sumamente complejos. Como señala Emanuel en su ensayo, parece que la información indica que "podemos esperar un incremento considerable en los extremos de la intensificación de las tormentas, incluso en los que ocurren justo antes de que toquen tierra".

Pero aún hay más. En el caso de muchos huracanes, como Harvey, el daño principal lo causa el agua, no tanto la fuerza brutal de los vientos de Irma. En el curso de su paso repetitivo sobre el golfo de México, Harvey tuvo fuentes nuevas de agua en el golfo más cálido y dejó caer cada carga sobre el sureste de Texas y el suroeste de Louisiana.

Como se señala en el comunicado de la OMM, "la atmósfera tropical suele contener más vapor de agua por el calentamiento global (alrededor de 7% más de vapor de agua por cada grado Celsius de incremento en la temperatura de la superficie)". Como aparentemente indican los datos científicos, podría esperarse que un aumento de 10 grados en la temperatura del agua agregue un 70% más de lo que Harvey dejó caer sobre Houston.

nullEste fenómeno de huracanes más intensos, acompañados de lluvias más poderosas y dañinas, difícilmente se limita a América del Norte. En agosto, el tifón Hato causó daños por más de mil millones de dólares, causó inundaciones graves y dejó varios muertos.

Johnny Chan, quien también firmó el comunicado de la OMM, dirige el Centro Guy Carpenter para el Impacto del Clima en la Región Asia-Pacífico de la Escuela de Energía y Medioambiente de la City University de Hong Kong. Señaló que "el calentamiento global producirá más lluvias intensas, simplemente porque con el calentamiento global hay más evaporación de agua hacia la atmósfera, hay más humedad en la atmósfera. Si hay más humedad en la atmósfera, las lluvias son más intensas".

Por lo tanto, casi no sorprendió que los meteorólogos que ayudaron a redactar el documento de la COP21 a finales de 2015, junto con diplomáticos y políticos de 175 países, estuvieran decididos a hacer todo lo que puedan para limitar el calentamiento de la atmósfera terrestre… y por extensión, el calentamiento de las aguas sobre las que pasan los huracanes.

La llamada de atención para el mundo llegó cuando Donald Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo de la COP21 e indudablemente se intensifica porque la relación entre el calentamiento global y las catástrofes de los huracanes Harvey e Irma son cada vez más claros. Sin embargo, es particularmente preocupante que el gobierno de Trump, particularmente la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, se esfuerce por socavar las conclusiones claras a las que han llegado los científicos que estudian las emisiones de gases de efecto invernadero, así como las investigaciones que podrían confirmar cualquier conclusión a la que se ha llegado. Esos esfuerzos podrían tener un efecto igual de grave en nuestra capacidad de predecir y llevar registro de los patrones de tormentas futuras.

Lee: Florida resiente el embate de Irma

Así que no fue un mero ataque de resentimiento político lo que llevó a que Macron, en una clara crítica contra Donald Trump a través de una transmisión en vivo desde el palacio del Elíseo, invitara en junio pasado a los científicos estadounidenses a Francia, en donde encontrarían un refugio para seguir con sus investigaciones con el objetivo de "hacer que nuestro planeta vuelva a ser grande".

Las autoridades francesas, que se consideran los padrinos del proceso de la COP21, están ansiosas por que comience la conferencia de diciembre para que en vez de un simple compromiso de cada uno de los signatarios, el acuerdo se vuelva un tratado vinculante, el más amplio que se haya concretado.

No podría haber mejor tributo a quienes perdieron la vida, su hogar o sus propiedades a causa de Harvey e Irma, que Trump se una a Macron en esta cruzada y que acepte que el cambio climático es un fenómeno peligroso y real.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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