OPINIÓN: Apple tiene que impedir que los niños se hagan adictos a los teléfonos
Nota del editor: Michael Bociurkiw es escritor y profesional del desarrollo; ha trabajado en emergencias en varios continentes y hace poco fue portavoz de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN) — Algunos de los principales inversionistas de Apple le arrojaron una bomba al gigante tecnológico a principios de esta semana , cuando exigieron a la empresa que haga más para combatir la adicción de los niños al iPhone.
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La petición de los inversionistas del Sistema de Retiro de los Profesores del Estado de California y de Jana Partners, dos de los grandes fondos que en conjunto poseen alrededor de 2,000 millones de dólares en acciones de Apple, se basó en la cantidad creciente de investigaciones que demuestran que la inmersión excesiva en los smartphones (que usualmente significa más de dos horas de exposición a la pantalla al día) puede provocar depresión, falta de sueño, problemas para concentrarse e incluso el suicidio.
Hace dos años, en mi primera plática TEDx (Why Life is All About REAL Connections), sorprendí al público al mostrarles los hallazgos aterradores de las investigaciones sobre los niños que usan tabletas electrónicas a una edad temprana. Los niños de dos años que usan tabletas tienen problemas para concentrarse, para ser empáticos e incluso para interpretar las expresiones faciales. También se está atribuyendo la depresión y la obesidad a la inmersión en las pantallas.
La situación es particularmente aguda en las familias de bajos ingresos , en las que más la mitad de los bebés de dos años usan smartphones y tabletas. No creo que el problema termine aquí. Imagínense los efectos a largo plazo en la vista, el sueño y la postura de los niños que empiezan a ver pantallas a una edad demasiado temprana.
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El adolescente estadounidense promedio obtuvo su primer smartphone antes de la adolescencia, más o menos a los 10 años. Pasan unas cinco horas al día en sus teléfonos (sin contar el tiempo que usan para hacer llamadas o enviar mensajes de texto) pese a que se dice que lo saludable es una o dos. Sin embargo, el impacto de la tecnología en los niños ya dejó de ser un problema exclusivo del primer mundo.
En su publicación insignia anual, El estado mundial de la infancia 2017 , la Unicef tomó la decisión sin precedentes de dedicar el informe completo al impacto de la tecnología digital en los niños de todo el mundo. "Desde las fotos que comparten hasta el historial médico que se guarda en la nube, la huella de muchos niños está presente en el mundo digital antes, incluso, de que aprendan a andar o a hablar", señala el informe.
¿Será posible que en el futuro, los padres recuerden el momento en el que su pequeño se tomó la primera selfie y no el momento en el que pronunció su primera palabra?
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No sabemos a ciencia cierta si los hallazgos alarmantes del informe de la Unicef influyeron en los inversionistas de Apple. Sin embargo, ciertamente no son los primeros en hacer sonar la alarma en Silicon Valley. Sean Parker , uno de los primeros inversionistas de Facebook, reconoció que se arrepiente del impacto que la plataforma social tiene en la sociedad. "Solo Dios sabe qué está haciéndole al cerebro de nuestros hijos", dijo.
Me imagino el dilema al que los padres se enfrentan cuando se trata de controlar el uso que sus hijos hacen de la tecnología. Si eres demasiado estricto, podrías estar negándoles el acceso a la información, al descubrimiento y al disfrute. ¿Quién querría que su hijo se vuelva un ñoño que no sabe usar Boomerang para crear publicaciones geniales en Instagram?
Pero como indica la Unicef, la proliferación de los smartphones está incitando una "cultura del dormitorio": los niños usan sus dispositivos sin supervisión, aislados en sus habitaciones.
nullEstá claro que la lucha contra la adicción a los smartphones será a largo plazo y en muchos frentes; que involucrará a los padres, a los maestros, a los desarrolladores y a los fabricantes de hardware y software. Es injusto y poco realista esperar que los padres combatan esto solos, particularmente si consideramos que se dice que los smartphones son "heroína digital" para los miembros más jóvenes de nuestra sociedad.
La exigencia de los accionistas de Apple es un buen comienzo. Contempla convocar a un panel de expertos, aliarse con los profesionales para hacer más investigaciones y ofrecer a los padres más herramientas y opciones. Si hay aplicaciones para adultos que te sirven para encender tu auto a distancia, vigilar que nadie entre en tu casa o para elegir un cabernet excelente, ¿por qué no puede haber aplicaciones más funcionales que vigilen o administren el uso del dispositivo de tu hijo?
Mientras los gigantes tecnológicos encuentran qué hacer, los padres tienen que entrar en acción ya: yo incluso sugeriría que no permitan que haya tabletas ni smartphones en las habitaciones y que haya más interacción cara a cara. Los dispositivos no deberían usarse como chupones digitales para calmar a los bebés.
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Apple señaló que está trabajando en funciones nuevas para ayudar a los padres a proteger a los niños y defendió su hardware al señalar que es posible que los padres controlen el contenido que los niños ven en estos dispositivos. Aunque el uso de controles parentales es un enfoque inteligente, como señala Dan Eden, instructor de Ética Empresarial en la Universidad Estatal de San Diego, Estados Unidos, "no hay dispositivo de control que supere a la insistencia de un adolescente. Punto".
La Unicef tiene un muy buen consejo para los padres: "Usen un enfoque estilo Ricitos de Oro respecto al tiempo que los niños dedican a ver una pantalla: ni demasiado, ni muy poco; si se concentran más en lo que los niños hacen en línea y menos en el tiempo que pasan en línea podrán protegerlos mejor y ayudarles a sacar el máximo provecho del tiempo que pasan en internet".
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Los adultos tienen que poner el ejemplo al poner en práctica la etiqueta digital, particularmente frente a sus hijos. No entren corriendo a casa, tras un largo día de trabajo, pegados a su smartphone mientras sus hijos esperan que les presten toda su atención.
A final de cuentas, en vista de que ya conocemos los efectos dañinos del uso obsesivo de internet, lo que podría necesitarse es la misma clase de arsenal pesado que se usó para derrotar al hombre de Marlboro: una campaña masiva de salud pública para identificar los efectos nocivos, enseñarle a la gente a usar mejor la tecnología digital y facilitar el acceso a las herramientas para combatir la adicción.
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