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OPINIÓN: La boleta de calificaciones del primer año de Trump

Lo que a una persona le parece un desastre total, para otra es una victoria evidente; esta es la esencia de un país dividido en dos partidos, opina Julian Zelizer.
jue 18 enero 2018 12:00 PM

Nota del editor: Julian Zelizer es profesor de Historia y Asuntos Públicos en la Universidad de Princeton. Escribió el libro The Fierce Urgency of Now: Lyndon Johnson, Congress, and the Battle for the Great Society. También es conductor del podcast Politics & Polls. Síguelo en Twitter en @julianzelizer . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN) — Ha sido un año loco en Washington. Un nuevo presidente llegó a la ciudad haciendo grandes promesas sobre cómo cambiaría todo lo que estaba mal con la política y les garantizó a sus partidarios que nada se interpondría en su camino. ¿Cómo le fue?

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Calificar a los presidentes es una cosa complicada. Esta clase de calificaciones, particularmente en una época tan polarizada, siempre dependen del cristal con que se mira. Lo que a una persona le parece un desastre total, para otra es una victoria evidente. Esta es la esencia de un país dividido en dos partidos.

En una época en la que la noción misma de "verdad" está bajo asedio, es difícil evaluar algo de lo que hace un presidente y esperar que haya un debate racional respecto a las conclusiones. Algunas personas considerarían que una calificación buena equivale a respaldar a un comandante en jefe dictatorial, mientras que otras considerarían que las calificaciones malas son "noticias falsas".

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Pese a los desafíos, aquí presento un esfuerzo por evaluar algunos de los aspectos más importantes de la forma en la que Trump ha usado el poder de la presidencia para alcanzar sus objetivos. No se pretende que las calificaciones indiquen si los objetivos o las acciones fueron buenos o malos, sino reflexionar sobre su eficacia para lograr que los resultados coincidan con las promesas.

Ejercicio del poder presidencial: 9

Desde el principio, Donald Trump prometió ejercer el poder de la presidencia para lograr que las cosas se hicieran. No dejaría que en su camino se interpusieran obstáculos como los que enfrentaron otros presidentes (otros centros de poder y las viejas normas de Washington) para poder alcanzar sus objetivos.

nullLa buena noticia para Trump es que llegó a un cargo de gran poder y expandió su impacto. Ha desmantelado varias regulaciones económicas y para el clima que se implementaron desde la década de 1970 y usó Twitter para promover un proyecto de conservadurismo populista que le encanta a sus bases.

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Desencadenó una carga frontal en el tema inmigratorio a través de más detenciones y redadas de parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (16% más); intentó suspender el financiamiento a ciudades santuario; la prohibición de entrada a los refugiados; el intento de acabar con el DACA (Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, por sus siglas en inglés), y su discurso localista legitimador, que no debería pronunciarse cerca del Despacho Oval en 2018.

Aunque se esté llevando a cabo una investigación importante sobre la interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016 y sobre si hubo colusión con el equipo de campaña de Trump, en este momento el Congreso republicano ha hecho muy poco para reaccionar a las demostraciones nixonianas de autoridad, tales como perseguir a los investigadores y a los periodistas que trabajan en este tema.

Legislación: 8

Hasta finales de 2017, fácilmente habría reprobado. Para un presidente republicano, cuyo partido controlaba el Congreso y estaba mayormente de acuerdo con él en cuestiones políticas, una oleada de promulgación de leyes al estilo de los cambios generalizados de la Gran Sociedad de Lyndon Johnson habría sido fácil de lograr.

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Pero no fue así. El estilo de liderazgo tormentoso de Trump y el caos que reinó en Washington como consecuencia provocó que el Partido Republicano metiera la pata en el tema de la atención médica y que fracasaran gran parte del año en la promoción de proyectos de ley. Sin embargo, se redimió, hasta cierto grado, con la aprobación de la enorme reducción de impuestos a las empresas, así que sus donadores acaudalados recibieron un buen regalo de Navidad.

Fue un triunfo. Sin importar cuáles sean los efectos a largo plazo de incrementar el déficit presupuestal y de contribuir a acrecentar la desigualdad, Trump se ha beneficiado, a corto plazo, de algunas grandes empresas como Apple —que anunció planes de expansión— u otras, que anunciaron que darían bonos a sus empleados.

nullClaro que aprobar una reducción de los impuestos empresariales debería haber estado al alcance del gobierno republicano y es evidente que hasta los demócratas moderados se opusieron. Además, el desempeño desastroso de la propuesta de presupuesto y con el acuerdo sobre el DACA, en días pasados, nos recuerda que cuando se trata del Capitolio, Trump no es Lyndon Johnson.

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Creación de Coaliciones: 7

Aquí, Trump está como a la mitad. No cabe duda de que no ha hecho nada para expandir al Partido Republicano. Pese a que ganó porciones pequeñas del electorado que votó por Obama en 2008, gran parte de lo que Trump ha hecho es preservar el statu quo del partido.

Ha logrado elevar a los elementos duros del partido —cuya base principal de poder había sido la Cámara de Representantes— sin perder el apoyo de muchos republicanos pese a las quejas de personas como los senadores Bob Corker y Lindsey Graham (quienes no tardan en abrazarlo cuando lo encuentran en el campo de golf o en el avión). Esto sirve como parámetro del éxito en vista de lo reaccionarios que han sido algunos de sus pronunciamientos.

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Sus índices de aprobación muestran que no tiene ninguna oportunidad de expandir la coalición republicana; si la tendencia en las encuestas se mantiene, el partido podría sufrir daños graves en las elecciones intermedias, que sería lo único que provocaría que la derecha reconsidere su apoyo. Su éxito también ha dependido del auge económico, que provoca que muchos republicanos callen sin importar lo que haga.

La posición de Estados Unidos en el mundo: 6

Aunque muchos analistas lo reprobarían sin dudar, es importante señalar que Trump ha tomado medidas importantes que cuentan con apoyo. En el caso de Israel, por ejemplo, su anuncio del reconocimiento de Jerusalén como capital cuenta con gran aprobación, aunque otros países lo hayan censurado.

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En Filipinas también lo han recibido entre aplausos. Pero la mayor parte del mundo está atónita. Ven a un presidente cuyas políticas han sido imprudentes y que se ha retirado de grandes alianzas para complacer a la gente que cree que Estados Unidos es primero. Aunque su guerra en Twitter con Corea del Norte no desató una guerra real, puede deberse simplemente a que el mundo ha tenido suerte hasta ahora.

Liderazgo moral: 5

En esto, Trump ha pasado un año fallándole al país. Sin importar la filiación partidista, nadie debería apoyar la clase de declaraciones que han salido de esta Casa Blanca. El presidente de Estados Unidos debería ser una persona que lleve al país a vivir a la altura de sus máximos ideales, no alguien que arrastre a nuestra democracia por el fango político.

Cuando todo un país hablaba del comentario despectivo de Trump sobre África, a principios de enero, fue difícil no pensar que en algún lugar, Martin Luther King Jr . lloraba en el mismo día en el que se suponía que se conmemora su labor en derechos humanos.

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Trump ha elevado a las organizaciones racistas y xenófobas con sus palabras y ha transformado su presidencia en un circo estilo programa de telerrealidad, en el que todo es permisible y nada nos sorprende ya.

Introdujo un estilo de retórica presidencial que va mejor con un cuadrilátero de lucha profesional que con la Casa Blanca. Su guerra constante contra la verdad dejará marcado para siempre a nuestro diálogo nacional y creará un espacio permanente para quienes divulgan mentiras con fines políticos y teorías de la conspiración. Ha sentado un precedente muy real para que los presidentes del mañana actúen de la peor forma y abandonen todo esfuerzo por ser modelos de conducta pública.

null Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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