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OPINIÓN. 2018: sin temor a la volatilidad

El reto importante para los bancos centrales será acercar sus políticas monetarias a una postura más acorde con la realidad económica sin crear demasiados sobresaltos, opina Fernando Castro.
lun 12 febrero 2018 09:30 AM
volatilidad
Previsión No hay que perder de vista que para la mayoría de los analistas e incluso para el FMI, 2018 será un año particularmente bueno en cuanto al crecimiento de la economía mundial. (Foto: monsitj/Getty Images/iStockphoto)

Nota del editor: Fernando Castro es actualmente Director de Fondos de Deuda en GBM. Estudió Ingeniería Industrial en la Universidad Panamericana, tiene un diplomado en manejo de fondos en la Universidad de Pensilvania y un MBA en Administración en el ITAM. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.

(Expansión) – El inicio de este año ha traído un incremento en la volatilidad que no veíamos hace tiempo, y la volatilidad siempre es un factor de preocupación para los inversionistas. Hay que tratar de distinguir entre un cambio en la percepción de riesgo y un cambio en los fundamentales de los mercados que, a final de cuentas, se resumen a expectativas económicas y flujos.

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Del lado económico, no hay que perder de vista que para la mayoría de los analistas e incluso para el FMI, 2018 será un año particularmente bueno en cuanto al crecimiento de la economía mundial. Los indicadores económicos muestran sus mejores lecturas en varios años, incluso décadas. Sin embargo, del lado de flujos (que a partir de la crisis de 2008 se concentra principalmente en la liquidez global que los bancos centrales han estado “creando” con sus políticas monetarias cuantitativas), vienen cambios relevantes que se han venido comunicando en los últimos meses, principalmente del lado de la Reserva Federal en Estados Unidos y el Banco Central Europeo.

En mi artículo anterior comentábamos que la volatilidad es intrínseca a los mercados, que es parte importante de su funcionamiento, y el año pasado marcó un mínimo histórico en la lectura de esta métrica para los diferentes tipos de activos (principalmente acciones y bonos). Lo interesante es que 2017 también fue un año donde las Bolsas en todo el mundo tuvieron rendimientos excepcionales. El promedio es arriba de 20% en mercados desarrollados y arriba de 30% en mercados emergentes, por lo que la famosa métrica rendimiento/riesgo mejor conocida como “sharpe ratio” está muy por arriba de su nivel histórico. Esto ha creado una falsa impresión para los inversionistas.

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El hecho de tener esos retornos con tan baja volatilidad distorsiona la percepción de riesgo, se crea cierta complacencia que tampoco es buena para los mercados. Por eso, un aumento en ésta me parece que es incluso sano, siempre que no llegue a niveles que afecten el buen desempeño económico.

Ante este entorno el reto importante para los bancos centrales será acercar sus políticas monetarias a una postura más acorde con la realidad económica sin crear demasiados sobresaltos. Para esto, la comunicación con los mercados tiene ahora un papel muy relevante, a tal grado que ya se le considera por sí misma un instrumento de política monetaria, conocido entre los analistas como “Forward Guidance”.

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Es probable que el aumento en volatilidad lleve a ajustes en los diferentes portafolios de inversión, pero también ayudará el hecho de tener tasas reales más altas que las que hemos visto en la última década. Esto disminuye la necesidad de incurrir en inversiones en activos más volátiles, es decir, ahora sí podremos ver premios al ahorro (tasa real positiva) en instrumentos de deuda con riesgos muy moderados, que es lo normal desde el punto de vista histórico y teórico.

Nadie espera una desaceleración abrupta en las principales economías y dadas las buenas perspectivas en Estados Unidos, México debería tener un buen año, con un crecimiento cercano a 2.5%. Los riesgos en las negociaciones del NAFTA continúan, sin embargo, parece que el escenario más probable sigue siendo que prevalezca. Nos queda ver el resultado de las elecciones del 1 de julio, que parece ser el riesgo más importante para los mercados locales en el corto plazo, esperemos que el resultado no sea uno que cambie las expectativas de nuestra economía, porque esto más que volatilidad podría ser un cambio fundamental.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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