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OPINIÓN: Una mujer rompe el techo de cristal en la CIA, pero sin carta blanca

Su género no debería darle a Gina Haspel carta blanca en dos cuestiones principales que ahora ella deberá explicar y defender.
mar 13 marzo 2018 01:56 PM
Haspel
Haspel tiene una historia, una que viola los principios básicos de los valores estadounidenses. (Foto: AFP PHOTO / CENTRAL INTELLIGENCE AGENCY/HANDOUT)

Nota del editor: La analista de CNN Juliette Kayyem es la autora del best seller Security Mom: My Life Protecting the Home and Homeland. Es profesora de la Kennedy School de Harvard, exsubsecretaria del Departamento de Seguridad Nacional en el gobierno de Obama y CEO de Zemcar. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora.

(CNN) — El nombramiento de Gina Haspel como directora de la CIA es histórico, será la primera mujer en dirigir la agencia de inteligencia estadounidense. Si bien el anuncio se produce en medio del caos por la destitución del secretario de Estado, Rex Tillerson, y del cambio del actual director de la CIA, Mike Pompeo, que ahora estará al frente del Departamento de Estado , es importante señalar que en una nación que tiene sobre la mesa de discusión la igualdad de las mujeres, los pagos a estrellas del porno y una administración Trump muy por detrás de sus predecesores en la promoción de las mujeres a puestos clave, Haspel ha roto un techo de cristal.

Pero también vale la pena recordar que el propósito de ascender a las mujeres es para que sean juzgadas por sus propios méritos, y no por algunas nociones anticuadas de lo que una mujer puede y no puede hacer. Haspel pasó la mayor parte de su carrera en servicios clandestinos y ha tenido éxito en un mundo aterrador y violento. Pero su género no debería darle carta blanca en dos cuestiones principales que ahora ella deberá explicar y defender.

En primer lugar, Haspel tiene una historia, una que viola los principios básicos de los valores estadounidenses. Como se informó ampliamente, ella supervisó la tortura de dos sospechosos de terrorismo en 2002 y participó en 2005 en los esfuerzos para destruir los videos de esos interrogatorios que ocurrieron en Tailandia.

Estos eventos tuvieron lugar con el aval del Departamento de Justicia, y no hay razón para creer que Haspel todavía tenga las mismas posturas sobre entregas extraordinarias y torturas. Pero debe condenar enérgicamente su conducta pasada para garantizar que la CIA centre sus esfuerzos en tácticas de interrogatorio profesionales, efectivas y legales, independientemente de lo que Trump quiera. Sin duda, Haspel sabe que la forma en que nosotros tratamos a los detenidos es la misma forma en que los países extranjeros tratarán a nuestros detenidos. Haspel necesita fijar los estándares de nuestra conducta con mano enérgica, y el Congreso estadounidense debería exigirle que explique públicamente sus acciones por primera vez.

En segundo lugar, Haspel debe ser firme con respecto a la amenaza rusa. Los primeros reportes noticiosos sugieren que Tillerson no sabe por qué fue despedido , y su destitución se produce un día después de que apuntó directamente a Rusia por su posible participación (descrita como "altamente probable" por la primera ministra británica Theresa May) en el envenenamiento del exagente doble ruso Sergei Skripal. La Casa Blanca se negó a apoyar a May en mencionar directamente a Rusia, pero Tillerson no tuvo tales reparos.

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Si Haspel debe proteger a los espías estadounidenses e incluso a los ciudadanos en el extranjero, ella debe ser tan clara como Tillerson respecto a la amenaza rusa. En su próxima audiencia de ratificación en el cargo, debe compartir su opinión en relación al envenenamiento de Skripal y cómo atemperar la agresión rusa a la luz de la conducta del presidente Vladimir Putin. Ella representará a todos los agentes de la CIA; ella debe defenderlos.

Por ahora, celebro el nombramiento de Haspel. Para muchas de nosotras, mujeres que laboramos en la seguridad nacional, la primera mujer directora de la CIA es un modelo para las mujeres más jóvenes y para muchos de nosotros en el campo. Pero su género no es un escudo. Espero que la traten y la cuestionen con el mismo vigor que esperaríamos de un nominado hombre.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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