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OPINIÓN: El proteccionismo comercial, la gran amenaza

En un mundo globalizado, hablar de políticas proteccionistas es hablar de políticas obsoletas; para el FMI, el comercio internacional es el mejor motor de crecimiento, opina Francisco Coll.
mar 04 septiembre 2018 09:00 AM

Nota del editor: Francisco Coll Morales es Director de Desarrollo Global y Alianzas Estratégicas de HAC L&M School. Economista y Analista económico para el Foro Económico Mundial, Forbes, Huffpost, Economipedia, entre otros. Analista de Mercados en el NASDAQ en Nueva York. Top 10 Blogger mas influyentes en “Economía y Negocios” de España por el periódico 20Minutos. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(Expansión) – Para algunos líderes mundiales, el populismo mediático y la disconformidad social ante alguna polémica de interés nacional se convierte en la excusa perfecta para suscitar el odio de la población ante un enemigo del propio líder. Casos como Venezuela, donde Nicolás Maduro efectúa un continuo ataque contra Colombia, o Donald Trump, igualmente con China, es un claro ejemplo de lo que expongo.

Hablar de proteccionismo, hoy en día, donde el mundo evoluciona a un mundo cada vez más globalizado es un craso error. Aunque para algunos, como es el caso del presidente Trump, resulte una utopía o la única solución a la corrección de una balanza comercial negativa.

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Mientras conversaba con Mark Stewart, el candidato a Gobernador del estado de Connecticut, me comentaba que los Estados Unidos son unos grandes compradores en el mercado internacional, por lo que se debería estar orgulloso de que esto sea así, pues significa que el país posee el capital para ser uno de los países mas importadores del mundo.

Además, tampoco debemos olvidar que pese a su déficit comercial, estamos hablando del segundo país más exportador del mundo, por lo que estamos hablando de un territorio muy dependiente del comercio internacional. Siendo las importaciones casi el 13% del PIB, mientras que las exportaciones se acercan al 8%.

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Como podemos ver, Estados Unidos es un país con gran presencia en el comercio internacional, un comercio internacional que se ha convertido en el mejor motor de crecimiento de la economía mundial. Gracias a ello, China, con su gran apuesta por el comercio internacional como motor de crecimiento de su economía, se ha convertido en el motor de crecimiento de la economía mundial.

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Si observamos la situación del país asiático, en materia de comercio internacional, este ha centrado sus esfuerzos en el refuerzo de su presencia en el comercio mundial, convirtiéndose así en líder en solitario, muy por delante de su principal competidor/aliado, los Estados Unidos de América. Además, el comercio chino no ha cesado de crecer, con un crecimiento interanual en lo que va de año del 7.9%.

Hablar de escepticismos cuando decimos que el comercio internacional es uno de los mejores motores de crecimiento, así como uno de los más estables es difícil de comprender. Más aún, cuando vemos instituciones como el Fondo Monetario Internacional que, junto a otras, condicionan el crecimiento de la economía mundial principalmente al crecimiento del comercio internacional.

Por estas razones, el Fondo Monetario Internacional ha dado una previsión de crecimiento del 3.9% para la economía mundial, mientras que para China se han dado previsiones muy distantes, a la vez de superiores, del resto de países, alcanzando crecimientos del 6.5%. Pese a posibles desaceleraciones, China fijaría un crecimiento en el 5.5%, por lo que sigue siendo un crecimiento muy superior al del resto de países con los que compite.

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Una vez más, vemos cómo el crecimiento de la economía mundial viene de la mano del crecimiento del comercio internacional y la apertura de los mercados al comercio. Por estas razones es tan difícil comprender que todavía haya personas que creen que aplicar aranceles y cerrar sus fronteras son unas políticas acertadas para el crecimiento de la economía.

Al margen de esto, no debemos obviar lo que traería un cierre fronterizo en materia comercial en base a la competitividad del tejido empresarial estadounidense, pues al proteger a las empresas de la competencia internacional mediante regulaciones, y no mediante competitividad e innovación, puede ser el mayor lastre para el tejido empresarial de ese país, un tejido empresarial históricamente innovador y que podría verse lastrado en un futuro.

Es cierto que muchos economistas, al igual que pensadores políticos, creen en que el presidente Trump, finalmente, cambiará de opinión y decidirá retirar sus políticas arancelarias; otros, sin embargo, creen que Trump esconde un plan oculto que tiene como premisa principal la eliminación de todo tipo de aranceles y regulaciones, dejando un comercio internacional donde el libre comercio sea el principal regulador; para los burócratas, el plan de Trump es acabar con la supremacía de China como líder del comercio internacional mediante ayudas de la Organización del Comercio Mundial.

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Sea como sea, ante una imposición de aranceles para el comercio internacional y un cierre de fronteras, Estados Unidos, únicamente, estaría echando piedras sobre su tejado, acabando con un comercio internacional más que necesario en un mundo cada vez más interdependiente.

Esperemos que esta situación se revierta y se normalice, tal como estaba, si no, estaremos privando al mundo de un crecimiento económico, además de necesario, histórico.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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