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OPINIÓN: ¿Cómo le fue a Trump en su discurso del Estado de la Unión?

Así describen los analistas de CNN el discurso del Estado de la Unión de Donald Trump.
mié 06 febrero 2019 10:08 AM

Nota del editor: CNN pidió a sus analistas un comentario sobre el informe presidencial que Donald Trump rindió el martes 5 de febrero. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a los autores.

Lee: Las 5 claves del discurso del Estado de la Unión de Trump

Dr. Jekyll, le presento al Sr. Hyde

Nota del editor: Ana Navarro es estratega republicana y analista política de CNN. Síguela en Twitter como @ananavarro . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

(CNN) – El discurso que dio anoche el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue como ver al Dr. Jekyll y al Sr. Hyde dando el informe presidencial. Si estuviste en coma los pasados tres años y despertaste de repente, a tiempo para escuchar los primeros minutos y los minutos finales, pensarías que Trump es un líder unificador, bipartidista y gentil.

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Pero ¡ay!, hemos visto, oído y leído los tuits del Trump sin guion . Unas horas antes de su discurso, almorzó con conductores de televisión y, según un reportaje del New York Times, atacó a Joe Biden, Chuck Schumer, Elizabeth Warren y John McCain, un héroe nacional que tiene más de cinco meses muerto.

También hubo una parte en el discurso en la que arremetió contra la inmigración ilegal, que según él, desemboca en salarios bajos para el proletariado estadounidense. ¿Acaso no tiene vergüenza? En semanas recientes, la Trump Organization tuvo que despedir a muchos empleados indocumentados que habían trabajado en al menos cinco de sus propiedades desde hacía años. Algunos de esos trabajadores estaban entre el público.

El Dr. Jekyll encontró cosas en común y cuestiones unificadoras (la reforma de justicia penal, la reducción del precio de los fármacos, la celebración de los logros de las mujeres, la celebración de la lucha contra el cáncer de la pequeña Grace Eline), pero a veces, el Sr. Hyde tomaba el control. Satanizó a los inmigrantes, avivó la llama de la histeria por una caravana de migrantes y acusó erróneamente a los demócratas de querer fronteras abiertas.

En resumen: aunque hubo momentos de unidad y optimismo, todos hemos visto esta película antes. Mañana, Trump volverá a usar su "tiempo ejecutivo" para ver noticieros de televisión por cable, tuitear ataques contra sus adversarios políticos y la prensa libre, y comer hamburguesas. Hay cosas que nunca cambian.

Trump y las mujeres de blanco

Nota del editor: S. E. Cupp es analista política de CNN y conductora del programa SE Cupp Unfiltered . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN) – Entre los muchos momentos notables del informe presidencial de esta noche, uno me pareció relevante. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lució magnánimo en un momento espontáneo, rodeado de capas intrigantes.

Cuando Trump presumió que se crearon nuevos empleos, de los cuales el 58% fueron para mujeres, según afirmó, muchas de las demócratas recientemente electas a la Cámara de Representantes se miraron entre sí como diciendo: "¡Sí! ¡Como nosotras!". Se pusieron de pie y aplaudieron; se ganaron el aplauso del público y hasta del presidente, quien bromeó: "No tenían que haber hecho eso".

Trump prosiguió diciendo que "todos los estadounidenses pueden estar orgullosos de que tenemos más mujeres que nunca en la fuerza laboral" y les pidió a las legisladoras que no se sentaran todavía, porque les iba a gustar la siguiente parte.

"Exactamente un siglo después de que el Congreso aprobara la enmienda constitucional que le da a la mujer el derecho al voto, también tenemos más mujeres que nunca sirviendo en el Congreso".

Tras otra ronda de aplausos, Trump felicitó a estas mujeres, demócratas que en su mayoría estuvieron sentadas con los brazos cruzados y una mueca de desagrado a lo largo del discurso de Trump.

Una forma de ver esto es como si fuera una sorpresa agradable; que en un momento espontáneo en el que los detractores de Trump le estaban robando cámara, reaccionara con elegancia atípica, buen humor y amabilidad. Tomando en cuenta cuál es la alternativa, que todos hemos visto en sus mítines y en Twitter, ciertamente es preferible.

Otra forma de verlo, más cínica, es preguntarse en voz alta si Trump no se da cuenta o tal vez no cree que muchas de estas demócratas resultaron electas como consecuencia directa de sus primeros dos años en la presidencia. De hecho, estuvieron en ese edificio, por primera vez, porque suficientes electores (significativamente mujeres suburbanas) decidieron ir a las urnas a apoyar a los demócratas y no a los republicanos, o simplemente quedarse en casa.

Pero lo más importante fue que su presencia reflejó cómo les han arrebatado a los republicanos el control de la mayoría en el Congreso, la autonomía de Trump, su influencia casi unilateral en la política durante los pasados dos años. Es gracias a ellas, a las mujeres a las que felicitó animosamente, que ahora estará bajo supervisión e investigación por acusaciones de corrupción, que se le ha negado la victoria en su propuesta política más importante, y que probablemente siga enfrentando obstáculos para sacar adelante su proyecto.

Solo Trump sabe si no encuentra la correspondencia entre ambas cosas (su presidencia y los triunfos de las mujeres en las elecciones intermedias) o si simplemente aceptó la derrota. Pero definitivamente fue una puesta en escena notable.

Un discurso alegre que se amargó

Nota del editor: Errol Louis es conductor de Inside City Hall, un programa nocturno sobre política que se transmite en NY1, un canal de noticias en Nueva York. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN) – Aunque el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió y pidió cooperación entre republicanos y demócratas en su informe presidencial, su mensaje central tendió a tocar los temas en los que hay poco en común. Eso no augura nada bueno para las probabilidades de resolver el estancamiento actual en la política inmigratoria en general y en el muro en la frontera sur que Trump propone, en particular.

Lo que comenzó como un discurso alegre y lleno de confianza sobre la economía pujante de Estados Unidos ("Hemos creado 5.3 millones de empleos y lo más importante es que se agregaron 600,000 empleos nuevos en el sector manufacturero", dijo Trump), se amargó cuando sacó el tema de la inmigración.

"Ningún tema ilustra mejor la brecha entre la clase trabajadora estadounidense y la clase política estadounidense que la inmigración ilegal", sentenció. "Los políticos acaudalados y los donadores promueven las fronteras abiertas mientras viven detrás de muros, cercas y guardias. Por otro lado, la clase trabajadora estadounidense tiene que pagar el precio de la inmigración ilegal en masa: menos empleos, salarios más bajos, escuelas y hospitales saturados, más delincuencia y una red de seguridad social agotada".

El coro de gruñidos y murmullos de los legisladores indicó que en el horizonte se cierne una batalla.

Trump también se internó en el debate siempre amargo sobre el aborto y atacó una ley que se acaba de aprobar en Nueva York, en la que se permite la interrupción del embarazo en cualquier momento para proteger la salud de la madre. Trump dijo que es "una ley que permitiría que arranquen a un bebé del vientre de la madre momentos antes del parto" y pidió al Congreso que apruebe una ley que la anule.

Al final de su discurso, Trump recurrió a una oratoria más conciliadora: "Debemos decidir si nos definen nuestras diferencias o si nos atrevemos a trascenderlas". Pero para entonces, el hechizo se había roto.

Quienes esperaban que el informe presidencial unificara a las tribus beligerantes de Estados Unidos se fueron a casa decepcionados. Conforme la batalla continúa, la posibilidad de otro cierre administrativo se cierne en el horizonte. Trump insinuó que podría volver a cerrar la administración si no recibe recursos para el muro fronterizo.

Aunque le dieron la oportunidad de retractarse de sus amenazas, Trump optó por aferrarse más durante su informe presidencial. Los empleados federales (y todos los demás) deberíamos empezar a preocuparnos.

Estas fueron las palabras de unidad de Trump

Nota del editor: Julian Zelizer es profesor de Historia y Administración Pública en la Universidad de Princeton; escribió, junto con Kevin Kruse, el libro Fault Lines: A History of the United States Since 1974. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN) – El estado de la Unión no es bueno, parafraseando a Gerald Ford, expresidente de Estados Unidos. No deberíamos fingir que las cosas están a punto de mejorar.

El drama que rodeó al discurso de esta noche ignora las realidades de esta presidencia.

El presidente Trump es divisivo, es un partidista fiero, y ha dicho cosas que no son ciertas una y otra vez. Constantemente apela al miedo del país, no a su esperanza.

Antes de que los expertos especulen sobre un posible giro de 180 grados porque Trump le dijo al país que "debemos rechazar la política de la venganza, la resistencia y la retribución", vale la pena recordar que justo ese mismo día, en un almuerzo con conductores de televisión , Trump insultó —según reportes del New York Times en los que se cita a varios de los presentes— al exvicepresidente Joe Biden; dijo que era "tonto" y tildó de "hijo de perra desagradable" al líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer.

Durante el discurso del martes por la noche, Trump dejó a un lado el tema inicial de la unidad para lanzar una advertencia muy seria sobre la "caravana" de migrantes que está dirigiéndose a la frontera sur de Estados Unidos; una crisis fabricada que ha acicateado el sentir "nativista" y que ha sido el eje de su proyecto de construir un muro de miles de millones de dólares.

Darle peso a esas partes del discurso, que incluyeron mensajes de unidad, sería como estar ciego ante los patrones evidentes que hemos visto en esta Casa Blanca todos los días. Casi no hay pruebas que respalden la posibilidad de un bipartidismo auténtico ni de que esté dejando a un lado su política de furia.

El discurso de Trump debe verse como un teatro político, montado por un comandante en jefe que tiene los índices de aprobación más bajos de la historia y que está tratando de recuperar un mínimo de fuerza luego de la derrota de su partido en las elecciones intermedias y en la batalla reciente por el presupuesto.

Trump quería presentar una imagen que se contrapone a su ser, pero que en el momento, conviene. La mayoría de los demócratas, tras dos años de ataques partidistas brutales y de desinformación, no pueden confiar en este presidente en ninguna clase de alianza seria.

Un discurso que distorsiona la realidad de la inmigración

Nota del editor: Michael D'Antonio es autor del libro Never Enough: Donald Trump and the Pursuit of Success y escribió, junto con Peter Eisner, el libro The Shadow President: The Truth About Mike Pence. Síguelo en Twitter como @MBDAntonio . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN) – El aspirante a constructor de muros fronterizos quiere tender puentes. El hiriente en jefe, que llama "hijos de perra" a los jugadores de futbol americano y mete en corrales a los niños que buscan asilo, quiere ser un sanador. El hombre que está decidido a llevarnos al pasado imaginario de su juventud quiere que "dejemos salir la promesa extraordinaria del futuro de Estados Unidos".

El informe presidencial del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, incluyó muchos alardes sobre la economía y unos llamados ordinarios a la unidad, pero lo más notable fue que satanizó a los inmigrantes indocumentados y que mostró su extremismo antiaborto. Por poner un ejemplo, distorsionó la realidad de las condiciones de la frontera con México. Sin importar cuántas veces Trump lo diga (como lo señalaron los verificadores de datos, el 5 de febrero por la noche ), no hay ahí ningún estado de emergencia y ninguna crisis justifica su exigencia de que le entreguen sumas enormes para construir un muro en la zona.

También resultaron conocidas las quejas de Trump sobre los problemas a los que se enfrenta mientras el Congreso se une a los fiscales que investigan si hubo colusión entre los agentes rusos y los allegados de Trump durante la campaña presidencial y la transición, así como otros temas. "Si va a haber paz y legislación, no puede haber guerra e investigación", dijo , haciendo eco de las quejas de Richard Nixon, en 1974, por las investigaciones sobre el robo y el encubrimiento del Watergate.

Un observador más generoso —o uno que no haya estado poniendo atención— podría darle crédito a su calidez al hablar de la cantidad de mujeres en el Congreso y de la cooperación bipartidista en la reforma de justicia penal. Sin embargo, la reforma de justicia penal fue la excepción, no la regla, en el partidismo extremo que se vive en Washington y la mayoría de las mujeres que acaban de llegar al Congreso resultaron electas para resistir a Trump.

La oposición firme, que culminó con la paliza que recibió en las urnas, en noviembre pasado, debilitó a Trump. Esto significa que el estado de la unión, que es mucho más que su economía, es sólido. Y no precisamente gracias a él.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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