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OPINIÓN: El “empezar de cero” en un país cansado de la corrupción

No estaría mal que el presidente redefiniera su política de “punto final” ante los abusos, excesos y saqueos que se han cometido en el país en gobiernos anteriores, señala Ana Paula Sandoval.
mié 06 marzo 2019 09:00 AM

Nota del editor: Ana Paula Sandoval es asesora de la dirección general de Ethos Laboratorio de Políticas Públicas. Síguela en Twitter como @apsandovalm . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

(Expansión) – Hace casi 100 días, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) rindió protesta como presidente en San Lázaro con un discurso en el que reiteraba su prioridad de acabar con la corrupción e impunidad. Para muchos, este mensaje inicialmente aplaudido, fue confuso cuando terminó diciendo que no habría una persecución contra funcionarios de administraciones anteriores (después de un sexenio que lastimosamente destacó por la corrupción) y propuso en su lugar una política “conciliadora”, conocida como punto final, y que pretendía “empezar de cero”.

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Pero, ¿cómo empezar de cero en un país que exige a gritos el alto a la impunidad?

En el último par de meses se han destapado varios casos de corrupción que señalan a personajes importantes de nuestra élite política. Ejemplo: las acusaciones que se hicieron durante el juicio en Estados Unidos de Joaquín Guzmán Loera en las que se aseguraba que se hizo un presunto pago millonario a manera de sobornos para las más altas esferas de poder (tanto a Enrique Peña Nieto como a Felipe Calderón), así como a militares y otros funcionarios mexicanos. Declaraciones de tal magnitud que fueron consideradas por The New York Times como “las acusaciones de corrupción más escandalosas hasta el momento”.

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Desde estas denuncias ha pasado ya casi un mes y medio y no parece haber habido un seguimiento claro de parte del gobierno ni la intención de abrir una carpeta de investigación ante estos señalamientos. El juicio del narcotraficante ya terminó, ¿tenemos que dejarlo en el olvido?

Santiago Nieto, extitular de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Electorales, recién publicó su último libro en el que señala los niveles “intolerables” de corrupción e impunidad que se vivieron en el sexenio pasado. Libro que entre otros, aborda el emblemático caso Odebrecht, el cual paradójicamente ha cortado cabezas en los últimos años a funcionarios de altos rangos en muchos países de América Latina, pero que casualmente en México ha señalado solamente a Emilio Lozoya –quien actualmente se encuentra amparado.

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Para no extendernos, es clara la poca relevancia que parece tener esta trama para el gobierno mexicano, basta con señalar que actualmente este caso se encuentra “bajo la protección de la reserva del debido proceso”, lo que traduzco como que se encuentra guardado en una carpeta en lo más profundo de los archiveros de la ahora Fiscalía General, a pesar de que la relevancia e interés público por el mismo es tal que el Instituto Nacional de Acceso a la Información ha ordenado en seis ocasiones que se abra la investigación y se informe de los avances, algo que claramente no ha ocurrido.

Y, ¿qué se dice del tema en las conferencias mañaneras? Nada

Ahora, lo interesante será que el presidente nos defina los criterios de cuándo aplica y cuándo no el “empezar de cero”, esto después de que en una de sus conferencias matutinas señalara a Guillermo García Alcocer, titular de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), por conflicto de intereses y prometiera investigarlo. Esta acusación no apareció de la nada, sino después de que García Alcocer criticara el perfil de los candidatos a comisionados propuestos por el presidente para ocupar la CRE.

Entonces, ¿el combate a la impunidad y el castigo a corruptos será una arma del presidente para usar a su antojo cuando se sienta cuestionado? No es intención justificar cualquier trama en la que el Comisionado se vea envuelto, al contrario, los mexicanos exigimos que se juzgue por igual a integrantes de las administraciones pasadas y actuales, y que se esclarezcan casos de corrupción que han trascendido sexenios.

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Aprovechando lo anterior, es importante señalar que en estos 100 días también hay detalles que cuestionar del gobierno actual y en los que su “empezar de cero” no tendría por qué aplicar. Por ejemplo la adquisición directa (sin licitación) de 671 pipas para atender el desabasto de gasolina y las omisiones de información en las declaraciones patrimoniales de importantes miembros del gabinete. Exigimos que su intención de “evitar los delitos del futuro” empiece desde casa.

No estaría mal que el presidente redefiniera su política de “punto final” ante los abusos, excesos y saqueos que se han cometido en el país en gobiernos anteriores; gigantescos casos de corrupción que como sociedad no quisiéramos dejar en el olvido. Esto mismo aplica para lo que (esperemos que no) llegase a ocurrir en el gobierno actual. Cabe recordar que el resultado de las históricas elecciones de julio pasado fueron motivadas por la exigencia de cambio, algo que quienes votamos y no votamos por él no pararemos de demandar.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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