OPINIÓN: ¿México sabe hacer negocios?
Nota del editor: Ramses Pech es analista de la industria de energía y economía. Es socio de Caraiva y Asociados. Síguelo en Twitter como @economiaoil . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(Expansión) – El negocio en energía no depende de buena intenciones, requiere de una confianza mutua entre las partes que tienen un interés económico/social/financiero. No tener la confianza entre ambas partes lleva a la perdida de interés y la cancelación de cada proyecto. Puede ser percibido hoy en el mundo; ante los cambios económicos y ante la pérdida de confianza existente en el mercado mundial por las prospecciones que el hombre ha dictaminado como calificativo económico, ello ha llevado a dejar de invertir.
OPINIÓN: La energía es un negocio
El mundo energético. Es tan complejo que hemos dictaminado que la materia prima para generar energía son los hidrocarburos, creando una imposición energética de interés de urgencia. Hoy en día dependemos más de la electrificación en cada actividad que el hombre lleva acabo en función de la tecnología empleada con base en los combustible o recursos naturales empleados para generarla, clasificando en energía limpias o renovables a donde ambas la tendencia es hacer infinitas con renovaciones tecnológicas continuas.
La energía come dinero y el dinero come a un mal proyecto
Influir en políticas energéticas no sustentadas en tener una autosuficiencia de lago plazo y basada en la canalización adecuada de la infraestructura existente, con el único fin de aumentar la vida útil y poder incrementar el volumen de productos, energía u otro valor tangible que produzca para eficientar la inversión da a pie a la desconfianza.
Estamos en el dilema de dejar que la inversión pública retome de nuevo todos los riesgos financieros y operativos de la industria energética y/o empezar a tener confianza para poder incrementar la forma de tener energía de largo plazo, con la ayuda de inversión directa adicional privada en forma anual. El objetivo final ayude a mantener la economía por arriba del 2%. El dinero no tiene fin, tiene fin no saber cómo o dónde invertir para recuperarlo y poder invertir en nueva tecnología.
La materia no se crea o se destruye, la energía depende de la implementación continua de tecnología en función de la capacidad económica para poder lograr objetivos específicos. Un país que no produce su propia tecnología energética dependerá de la disponibilidad del mercado mundial que tenga en un cuanto de tiempo del proyecto. Como cualquier atraso, hoy día en cada proyecto podría estar obsoleto o tendría que implementar nuevas formas de eficientar el proceso para obtener más productos de bajo costo.
OPINIÓN: La transición energética en México
Hay que invertir para poder actualizar en forma continua lo que hoy tiene más de 50 años. Dependerá de la capacidad económica que cada empresa, gobierno o comunidad tenga para poder estar actualizado.
En una planta de un proceso energético no podemos indicar que podemos incrementar la capacidad de utilización sin un diagnóstico correcto real, cuyo valor entregable deberá ser: indicar el monto de la inversión, que parte del proceso de cambiar o renovar; volumen incremental relacionado directamente con las ventas; incremento de la vida útil que alcance lo suficiente para pagar el monto invertido; analizar la probabilidad de que otra parte del proceso falle, y sobre todo indicar la realidad de la vida y su adaptabilidad a las tecnologías actuales.
Debemos entender que la energía no obedece a la materia prima disponible en superficie, recursos naturales o fuentes infinitas, dependerá de la trasformación de todas las anteriores a una forma de energía para poder ser transportadas, almacenadas o transmitidas para la utilización. Un país con mucha materia o trasformación no indica una buena utilización de la misma, desde un punto de vista de negocios. Requiere de una interacción comercial del excedente venderlo a otros, por falta de planeación lo requieran por no contar con tecnología propia o acceso a dineros de bajo costo.
OPINIÓN: Diálogo, la vía para fortalecer la cadena de valor energética
En 2018, Estados Unidos producía en promedio alrededor de 103,000 millones de pies cúbicos de gas (México por debajo de los 4,000), más del 60% de la capacidad de generación eléctrica instalada en 2018 fue alimentada por gas natural. Importan 7.7 millones de barriles diarios de crudo y consumen alrededor de 18 millones. Exportan 2 millones en promedio diarios petróleo y 5.6 millones de petrolíferos (gran parte viene a México). La parte no convencional en Estados Unidos hoy en día han dejado de utilizar la técnica del fracking y ahora utilizan estimulación en formaciones de baja permeabilidad con el ahorro del agua: integrando aguas residuales y otros medios en fase liquida.
Exxon Móvil Corp. ha anunciado que puede llegar a reducir el costo en este tipo de pozos en el área de Permian hasta en 15 dólares por barril, un nivel que solo puede encontrarse en el Medio Oriente y hoy día el precio del Barril está por arriba de los 55 dólares. La parte convencional de Estados Unidos consolidará como el potencial el crudo y el gas en la próxima década y empezará a declinar en 2035. En México tenemos igual forma nuestra área parecida o mejor, pero lo único que requerimos es inversión, aprovechando las nuevas técnicas.
OPINIÓN: Energía en México: la reforma que hoy nada “de muertito”
Si tenemos una producción de Crudo por debajo de los 1.7 millones de barriles diarios, generación con gas natural alrededor del 55%, exportamos 1.1 millones de barriles de crudo (no podemos dejar de importar este volumen) y la generación de electricidad hoy dependemos de la configuración o inversión de nuevas plantas por el mercado interno. La pregunta ante esta realidad: ¿por qué discutimos desde un punto de vista ideológico si la energía y el dinero no conocen de esta? Mejor adaptemos a los cambios energéticos con base en una interacción continua con el mercado mundial, identificando con un plan nacional conforme al crecimiento de la demanda energética del país.
No perdamos el tiempo discutiendo tecnicismos; cuando requerimos técnicas operativas energéticas en función de cuánto dinero tenemos acceso por medio de la inversión pública o privada, realizando una combinación de las misma donde la primera ayude a tener una base energética de largo plazo ante los cambios radicales geopolítico continuos.
Realmente conocemos el negocio.
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