OPINIÓN: Plan Nacional de Desarrollo, ¿alcanza para el 6%?
Nota del editor: José Luis de la Cruz Gallegos es Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC). Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(Expansión) – El Plan Nacional de Desarrollo (PND) dado a conocer en días pasados confirma la visión política y social que el presidente López Obrador ha enarbolado durante décadas. Postulados como Primero los Pobres y el mercado no sustituye al Estado son muestra de ello.
De igual forma se confirmó su compromiso de combatir la corrupción y de aplicar un programa de austeridad que genere el ahorro para solventar el gasto corriente y la inversión pública requeridos por sus proyectos estratégicos.
En las primeras 63 páginas del PND no hay muchas sorpresas, pero sí algunas que han levantado diversidad de opiniones entre analistas políticos y económicos.
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El objetivo de crecimiento de 6% para el cierre del sexenio, y de 4% como promedio de su administración, fue una de ellas.
En su momento Vicente Fox ubicó su meta en 7% para el último año de su gestión y Enrique Peña Nieto en poco más de 5%. Ninguno lo logró y representa un ejemplo claro del escaso seguimiento y evaluación que se le da al PND: durante las últimas seis presidencias no se ha conseguido alcanzar las metas ahí planteadas.
Bajo dicho contexto ¿Por qué ha resonado con tanta fuerza el objetivo de 6% de López Obrador?
El primer elemento por mencionar es que la promesa de un PIB robusto se había encontrado lejano en el discurso del presidente, desde su campaña y hasta la presentación de los Criterios Generales de Política Económica (diciembre del 2018), él y su equipo habían sido cautelosos con cualquier compromiso sobre el crecimiento del PIB.
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Si bien se había señalado de manera aislada el 4%, en realidad la prospectiva oficial presentada al Congreso de la Unión en diciembre no se comprometía con ello, se pronosticó un tímido 2.8% para el 2024 matizando que se podría alcanzar un PIB mayor siempre y cuando los proyectos del Poder Ejecutivo fueran implementados.
Bajo dicho contexto sorprendió una cifra como el 6%. Ello lleva al segundo elemento que además permite cuestionar hasta qué punto se cuenta con el consenso de todo el gabinete económico para que ello sea posible.
En lo que hoy se conoce como el anexo del PND, y que en otros sexenios era el cuerpo integral del mismo, se tiene una meta realmente modesta de incremento en la inversión (de 22.1% a 25% como proporción del PIB para el 2024). Para que el 6% sea posible se requiere, por lo menos, el 30%.
Como se ha planteado anteriormente, sin inversión no hay crecimiento, es necesaria para acelerar la construcción, la renovación de maquinaria y equipo, el desarrollo y adaptación de innovación tecnológica y la capacitación del capital humano.
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Sin mayor inversión no hay forma de que México alcance la meta de 4% como promedio de crecimiento sexenal, el 25% como proporción del PIB el PND es insuficiente.
Algo similar ocurre con el objetivo de incremento en la productividad total de los factores (PTF) y la ausencia de una directriz que propicie una mayor participación de la banca de desarrollo en el financiamiento de sectores y regiones estratégicas.
Lo último no es algo menor, todos los proyectos del presidente López Obrador son de orden industrial pero el PND no presenta cómo la banca de desarrollo facilitará su implementación o la creación de nuevos diferenciales productivos.
En el fomento de sectores solo se mencionan algunos de los que ya reciben beneficios, como el automotriz, o de bajo valor agregado, como el turismo.
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El mercado no sustituye al mercado fue el postulado del PND, pero para que ello sea una realidad se debe subsanar la carencia de directrices en materia de fomento económico.
De igual forma ocurre con el contenido nacional, hay una mención respecto a elevar el mismo en las exportaciones, pero no se hace referencia la infraestructura que desarrollará el sector público: ¿Por qué no plantear un compromiso con el contenido nacional en la obra pública? Ahí se tiene la capacidad de actuar rápidamente.
Al mismo tiempo se puede combatir la competencia desleal de algunas importaciones: que ninguna obra pública se realice con insumos de países que utilizan trabajo infantil, contaminen más que México, tengan leyes laborales que nos tan estrictas como las del país o no cumplan con las Normas Oficiales Mexicanas.
Los anexos del PND son prolíficos en frases típicas de la visión que en otras épocas dio dirección a la política económica: la mano invisible, la libre competencia y el libre comercio prevalecen en el apartado de desarrollo económico de los anexos y se nota la ausencia del fomento activo del Estado a sectores estratégicos.
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No hay referencia a los cambios que se presentan en el orden geopolítico y geoeconómico y los cuales implican nuevos modelos y estrategia.
En función de ello se puede entender por qué no hay un compromiso más fuerte para el fomento de lo Hecho en México, y el utilizar la sinergia público-privada-academia para garantizar la consecución del 6% de crecimiento planteados en las primeras 63 páginas del PND.
Ello representará un desafío para cumplir las expectativas del Poder Ejecutivo, algo que aún es posible subsanar y que requiere una nueva visión de política y de política económica, una que se centre en el Fortalecimiento Productivo del Mercado Interno.
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