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Revivir al sector energético no resuelve las necesidades de la población

Es fácil prometer que habrá medicamentos y servicios de salud para todos; no obstante, hacen falta acciones más contundentes, opina Fátima Masse.
dom 07 julio 2019 03:26 PM

(Expansión) – A un año de que el presidente Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones se organizó una gran fiesta en el Zócalo. El objetivo era celebrar el cumplimiento del 78% de los compromisos de campaña. En su discurso, el presidente delineó un panorama muy optimista para la mayoría de los ámbitos con frases célebres, pero pocos datos.

Hay avances dignos de reconocimiento como el aumento en el salario mínimo, la construcción de un Gobierno más cercano a la gente y la reducción de gastos públicos innecesarios. Sin embargo, una buena parte de las prioridades del Ejecutivo se han concentrado en revivir al sector energético de los años 70, lo cual no resuelve las necesidades de la población.

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Si bien la disciplina fiscal es algo que hay que aplaudir, preocupa que los proyectos de energía se estén financiando con recursos de otras funciones cruciales para el bienestar de las personas en desventaja. Reflejo de esto es que entre enero y mayo de 2019, el gasto programable acumulado en la función Energía creció en términos reales un 1%, mientras que el de Salud se redujo un 4.3% en comparación con el mismo periodo en 2018.

¿Qué pasaría si nuestro presidente estuviera más comprometido con subsanar carencias de grupos vulnerados y aumentar el acceso a medicamentos que con la autosuficiencia energética?

OPINIÓN: Una crisis en salud anunciada

Empecemos con la atención a grupos vulnerados. La solución rápida de este Gobierno ha sido aumentar las transferencias monetarias , lo cual compensa el ingreso en el corto plazo. Sin embargo, se ignora la necesidad de contar con instituciones que fomenten una economía más inclusiva y trasciendan sexenios.

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Si hubiera mayor compromiso:

1. Las madres, padres y tutores de bajos ingresos tendrían acceso a estancias infantiles seguras y de calidad, con reglas homogéneas, para encargar a sus hijos mientras trabajan.
2. Las personas con discapacidad contarían con un organismo que trabaje para que tengan facilidades para estudiar, sean incluidos en la fuerza laboral y vivan en ciudades con la infraestructura necesaria.
3. Las personas con VIH-SIDA podrían adquirir los medicamentos de vanguardia para luchar contra su enfermedad y mejorar su calidad de vida en el largo plazo.

Sigamos con el abasto de medicamentos. Es fácil prometer que habrá medicamentos y servicios de salud para todos. No obstante, hacen falta acciones más contundentes.

Si hubiera mayor compromiso:

1. Los pacientes de todos los subsistemas recibiríamos los medicamentos necesarios para el tratamiento y habría registro de ello con indicadores más precisos que “recetas surtidas”.

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2. Los ciudadanos tendríamos la garantía de que se comprarán los mejores insumos para los tratamientos, con base en un análisis costo-beneficio transparente. La variable determinante sería la calidad para aumentar la probabilidad de éxito, no los precios .

3. El nuevo sistema de compras de medicamentos y material de curación tendría penas creíbles para aquellas compañías que participen en prácticas anticompetitivas. Por ejemplo, la posibilidad de ser deshabilitadas por un periodo de tiempo como lo ha pedido la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) .

Rocío Nahle se adelantó un día en Twitter con un video para promocionar todos los logros de la llamada cuarta transformación con el #YoApoyoAMLO . “Porque acabó con la mafia de la venta de los medicamentos” y “porque es un presidente incluyente, gobierna para todas y todos los mexicanos”, afirma el video. Como si la realidad cambiara por decreto de la noche a la mañana.

Como Nahle, yo también apoyo al presidente porque quiero un México mejor. Sin embargo, como mexicana, quisiera ver un compromiso por la salud, la seguridad y la creación de instituciones que hagan un país más equitativo, en vez de una lucha encandecida por la autosuficiencia energética.

En un mundo globalizado, la población no necesita gasolinas y electricidad producidas en México con materias primas locales. Requiere disponer de energía para realizar sus actividades a precios competitivos, independientemente de su origen. Pero, sobre todo, necesita la garantía de vivir en un país próspero capaz de reducir los riesgos a los que se enfrenta su gente.

Nota del editor: Fátima Masse es coordinadora de proyectos del @IMCO . Las opiniones expresadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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