De esta forma, si queremos sobrevivir y prosperar en el siglo XXI, necesitamos mejores historias sobre los sistemas inteligentes que ya nos rodean. El límite entre automatización e inteligencia se vuelve cada vez más difuso: desde sistemas que filtran los correos basura y que nos recomiendan contenido en redes sociales hasta dispositivos que monitorean nuestra salud y que terminan organizando e informando muchos aspectos de nuestra vida .
Seguir utilizando el modelo de fantasía que ha dominado la ciencia ficción pop nos llevará a lugares oscuros: amos y esclavos, conjuros y encantamientos, acuerdos engañosos y fuerzas inexplicables. Pero ¿qué pasaría si dejamos la magia y el miedo y empezamos a imaginar cómo sería hacer las cosas bien?
Podríamos comenzar a tomar más en serio la idea de que las máquinas pueden convertirse en colaboradoras nuestras, no como fuerzas misteriosas u oráculos omnipotentes, sino como socios computarizados con fortalezas y debilidades
Consideremos el caso (real) de la histórica partida de ajedrez que Garry Kasparov perdió contra la supercomputadora Deep Blue, de IBM, en 1997. Después de lamentar el resultado, muchos jugadores de ajedrez comenzaron a apoyar la idea de que las computadoras podrían jugar como “centauros”, es decir, en equipos combinados de humanos y máquinas, que hasta ahora han superado a las supercomputadoras que juegan solas.
En manos adecuadas, algunos algoritmos y otros programas automatizados pueden liberarnos de las tareas más repetitivas —podríamos decir más robóticas— de nuestros trabajos. También pueden complementar nuestras habilidades y conocimientos para ayudarnos a trabajar mejor. Los humanos debemos seguir siendo parte de la historia, pero no como usuarios ignorantes de programas cerrados, sino como participantes activos en los procesos de cálculo y decisión que tienen lugar dentro de esos programas. Quizás no sea una historia de fantasía o una de distopía, pero sí podría ser una gran historia.
Nota del editor: Ed Finn es Director del Centro para la Ciencia y la Imaginación en Arizona State University (ASU).