En las palabras del proyecto de Negarse a Olvidar, del cual Muñoz es miembro: “Un supremacismo blanco más nuevo y más brutal había llegado a la frontera.” El reportero del New York Times Simón Romero escribió en marzo acerca de la masacre en Porvenir, Texas, que ocurrió el 28 de enero de 1918, en que Texas Rangers, miembros de la caballería del Ejército estadounidense y ganadero blancos tomaron a 15 hombres y niños de un pueblo y los lincharon, previo a echar a la gente del pueblo y reducir el pueblo a cenizas. Esa historia es una de muchas que el público desconoce.
Más de 180 años después de que la Guerra mexicana-estadounidense supuestamente terminara, algunos de nosotros en Estados Unidos estamos mirando horrorizados a este supremacismo blanco nuevo y más brutal otra vez, y esta vez no se da solo en la frontera. Desde el punto de vista del siglo XXI, los fantasmas de esa violencia son visibles en la retórica proveniente de nuestro presidente, con consecuencias nacionales.
Durante su campaña presidencial, Donald Trump calificó a los mexicanos de narcotraficantes, criminales y violadores. Pidió “construir un muro” y dijo que “México pagará por el muro”. Esto atrajo a sus simpatizantes que se le unieron y sus afirmaciones de querer hacer grande a Estados Unidos otra vez.