a. Definir y aplicar indicadores sistematizados de investigación, desarrollo, innovación y emprendimiento (I+D+i+e), que permitirán observar y levantar información sobre cómo vincular las diversas etapas de este proceso con las empresas, la sociedad y el gobierno, con el fin de valuar su impacto económico y social y así establecer mecanismos tempranos de trasferencia tecnológica.
b. Priorizar o definir si se destinan de manera intencional recursos e infraestructura para I+D+i+e, el objetivo de este punto es dimensionar el gasto en el que las universidades y centros de investigación incurren, distinguiendo entre fondos de carácter interno y aquella con cargo a fondos de origen externo, lo cual nos dará el grado de vinculación entre industria y universidad.
c. Conocer el nivel de institucionalización de las actividades de (I+D+i+e), esto comprende el saber si se cuenta con los reglamentos oficiales dentro de las universidades y centros de investigación que describen y establecen los procedimientos para la realización de actividades investigación, desarrollo tecnológico, de innovación, de emprendimiento, de servicios de apoyo en Propiedad Intelectual, transferencia tecnológica, redes de financiamiento y formulación de proyectos de I+D con la industria. Lo anterior podría mostrarnos si se ha privilegiado la creación de reglamentos en otras materias que requieren formalización, postergando la resolución de conflictos en materia de (I+D+i+e), dirimiéndolos de modo informal.
Quizá esta aproximación pueda mostrarnos por qué en México hay pocos retornos sociales y monetarios producto de la investigación y del emprendimiento tecnológico; si bien ya se realizan contratos de licenciamiento de tecnologías en general, de momento los ingresos derivados de ello son relativamente bajos.
En el ámbito de la creación de empresas de base tecnológica todavía no se observan resultados financieros sostenidos, ni tampoco en la venta de tecnologías fuente relevante de recursos monetarios para las universidades y centros de investigación.