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En segundo lugar, cada país en vías de desarrollo que permita que los refugiados trabajen y estudien debería recibir financiamiento real a largo plazo del Banco Mundial y otras instituciones. Debemos dejar atrás los ciclos de financiamiento de corto plazo a programas humanitarios; de otra manera, nuestro avance menguará con cada uno.
En tercer lugar, pese a las inmensas necesidades, la educación representa alrededor del 3% de todos los recursos en emergencias. La Comisión Europea marcó la pauta al comprometerse a aportar el 10%. Los demás deberían seguir su ejemplo.
Finalmente, es necesario rescatar la reubicación tras el retiro de Estados Unidos. La Comisión Europea debería comprometer, colectivamente, al menos 30,000 espacios, compromiso que se espera que hagan en el foro. Será muy bien recibido, pero no será suficiente. Necesitamos voluntad política para garantizar que estos compromisos se traduzcan en espacios. Además, tiene que venir acompañada del compromiso de aumentar la cantidad de espacios disponibles a 250,000 para el 2025, un objetivo perfectamente justo y factible.
Todavía hay una oportunidad para hacer el cambio radical de compartir la responsabilidad mundial que el pacto mundial promete. Sin embargo, se necesitarán más que palabras.
Nota del editor: David Miliband es presidente y CEO del International Rescue Committee y fue secretario del Exterior de Reino Unido. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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