Está por llegar el 2020 y con él una nueva década en la que el deseo que tenemos muchos es que la paz comience a cobrar terreno y que las estrategias para salvaguardar nuestra vida dejen de ser de papel, escritas desde un escritorio, sin considerar las múltiples causas que inciden en que estemos así.
La inseguridad nos afecta a todos los mexicanos, a los más ricos y a los más pobres, no hay nadie que se libre de sentir miedo al caminar por la calle
Es importante que no traslademos la total responsabilidad a las autoridades gubernamentales, nuestra integridad es trabajo de todos, el primer y más importante paso es que dejemos de ser indiferentes, que de la mano de todos los actores involucrados pidamos que las políticas y programas emigren del discurso a la ejecución.
La realidad se impone y aunque tengamos la esperanza de un 2020 con menos violencia no parece que vaya a ser así, estamos ante un gobierno federal y gobiernos locales que han decidido ser omisos, la impunidad está en niveles que nunca imaginamos y esto va directamente relacionado a la falta de investigación, la falta de capacitación a policías y ministerios públicos entre otros.
Mientras como sociedad no nos comprometamos a presentar denuncias, y el gobierno no reaccione investigando y sancionando, no podemos esperar una reducción en la violencia
Por otro lado mientras las políticas públicas no se enfoquen a los derechos llave, como son la educación, la salud, y a dar oportunidades, no reduciremos la brecha que genera la pobreza y la violencia. Entregar dinero a las personas no les ayuda a romper el ciclo de pobreza, por el contrario se genera un mensaje nocivo en el que se les da a entender que solo valen eso.
Una cosa es cierta, estemos o no involucrados en la creación de entornos seguros, creación de políticas e intervención de poblaciones vulnerables, los mexicanos tenemos un deseo unánime de que el 2020 sea el inicio de la paz y no de la guerra. Podemos lograrlo haciendo bien lo que nos corresponde y sumándonos a organizaciones y personas que están trabajando por lograr esta paz tan anhelada. Si no trabajamos todos juntos será imposible lograrlo. Tenemos que interesarnos por las causas sociales, entenderlas y atenderlas, solo así podremos vivir seguros y tranquilos.
Nota del editor: Jimena Cándano estudió la licenciatura de Derecho en la Universidad Iberoamericana. Obtuvo el grado de Maestría en Administración Pública, Desarrollo Comunitario y Transformación Social en la Universidad de Nueva York. Actualmente es la Directora Ejecutiva de la Fundación Reintegra. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión