Por eso he creado una definición de nuestro país como individuos dentro de una sociedad con la teoría que llamaré “El escalón”, en la que explica por qué nuestra sociedad no crece:
1. Iniciando con el abuelo, soporto a mi padre para tener acceso a conocimiento y vida digna.
2. Mi padre me soportó a mí para tener acceso a conocimiento y a una vida digna.
3. Yo soportaré a mis hijos para tener acceso a conocimiento y a una vida digna.
4. Ello a mis nietos para que la las futuras generaciones no pierdan dicho acceso.
Las familias no soportan poder llevar el teorema porque no tienen acceso a recursos económicos que puedan sustentar el crecimiento de una familia, convirtiéndonos en décadas en sobrevivientes y ahora en náufragos.
Pero en México, la mayoría tenemos idealizado que la nación es la responsable que nos ayude, guíe y nos dé las facilidades para poder subir a los escalones. Por generaciones hemos creado una escalera horizontal sin trascendencia desde el núcleo familiar y ha permeado al crecimiento de la nación.
Somos pobres porque no queremos trascender y sólo pensamos en cómo recibir. Arriesgamos, pero si fallamos, la nación debe soportarnos y eso en las economías actuales ya no sucederá más ante los cambios de supervivencia económica, energética, salud y conocimiento que cada una de ellas requiere del dinero.
México está preocupado por los datos macroeconómicos, pero no está viendo que los individuos no tienen el poder adquisitivo para poder consumir lo Hecho en México. Es necesario que se haga una revisión exhaustiva y no limitativa de la reforma hacendaria, cambiándola de una recaudadora de impuestos a una facilitadora de crear riqueza bajando impuestos a empresas, empleado, empresarios y todo aquí que genere flujo de efectivo circulante dentro de la nación, y no el actual estacionario dependiente del gasto público.