Actualmente existe una confusión inadecuada e insolente de cada uno de nosotros ligando el cambio climático a la contaminación y son dos cosas diferentes; la primera es una consecuencia de la segunda. La contaminación crea reacciones químicas y en cada una hay liberación de calor, dando a lugar a nuevos componentes que no pueden ser absorbidos por la naturaleza, y provoca una acumulación tal que altera el control del equilibro y que debería haber en un espacio creado para una condición de vida.
El ser humano ha fomentado una hipocresía ambiental al justificar el hecho de un acto consensuado por muchos años, al aprovechar la energía como motor de crecimiento económico, tecnológico, cultural y ideológico de cada nación en el mundo. Ecologistas, ambientalistas, científicos, ingenieros, políticos, todos nosotros decimos hay que hacer algo ante el cambio climático, pero todos continuamos aprovechando lo que a cada uno nos conviene para mantener un estatus quo.
A partir del 2020 debemos regresar a la base de crear energía en forma orgánica o aprovechar cada recurso de la naturaleza adjudicando la palabra renovable; la realidad no debería ser así, debido a que el daño está hecho y es irreversible.
Recordemos que una reacción química, una vez iniciada, continuará hasta una fase final. El hombre creó una forma de vida ligada a la movilidad de cada uno en función de realizar combustión para el movimiento de motores, turbinas o cualquier tecnología que requiera una ignición.
Ante lo anterior debemos de entender que el equilibrio del ciclo de la vida por medio del control natural en nuestro planeta ha sido alterado y no puede regresar al origen molecular de reacciones químicas controladas. El ser humano debe ayudar a la naturaleza a establecer parámetros actuales en donde la naturaleza pueda entrar en equilibrio a partir de la actualidad.