Buscando ir más allá de las cifras, es importante recordar que el crecimiento económico no queda solamente en el registro de la contabilidad nacional, ni en la discusión académica o pública. La actividad económica tiende a incidir en varias esferas del entorno nacional.
Una de ellas es la esfera del bienestar de la sociedad, la cual es alcanzada a través de varios caminos. Por un lado, en un entorno de bajo crecimiento económico e incertidumbre, las expectativas de los empresarios pueden contaminarse, lo que podría derivar en una moderación en la inversión en el país. Esto traería consigo bajos niveles de empleo y en un plazo más largo, detrimentos en la productividad.
Naturalmente, la menor generación de empleo afecta directamente el bienestar de las familias, al reducir el número de fuentes de ingreso con las que se cuenta en caso de que algún miembro pierda su trabajo; además, si la productividad de la mano de obra presenta retrocesos, es muy difícil que los salarios crezcan de forma sostenida.
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Por otro lado, un menor nivel de crecimiento y empleo podría producir un incremento en el riesgo de repago de los créditos, lo que limitaría el otorgamiento de financiamiento de las instituciones financieras a dichos consumidores, los cuales contarían con menor probabilidad de incrementar su consumo, en especial de bienes durables.
Aunque de forma menos directa que en los caminos anteriores, la ausencia de crecimiento económico impacta a los hogares a través de una posible dificultad que se tendría para poder ejecutar algunos de los programas sociales que actualmente tenemos, ya que la recaudación de impuestos asociados a la actividad, como lo son el IVA y el ISR, se retraería, si se quiere mantener la estabilidad en las finanzas públicas, el Estado podría acotar su gasto.
Los mencionados arriba son ejemplos de cómo el crecimiento económico tiene, tanto directa como indirectamente, efectos en el bienestar de los hogares. Consecuentemente, se considera que esta es condición necesaria, aunque no suficiente, para lograr el desarrollo económico y social de la población. En este sentido, es importante que la actividad económica en nuestro país cambie la tendencia que ha mostrado desde finales de 2018, se recupere y retome la senda del crecimiento, para poder generar un entorno que favorezca el bienestar de los hogares mexicanos.
Nota del editor: Alejandro J. Saldaña Brito es Economista en Jefe de Grupo Financiero Ve Por Más. Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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