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¿Debemos seguir esperando para que las empresas adopten el home office?

Es un llamado a tener una mayor apertura y comenzar a repensar las estrategias laborales para mejorar el mundo, opina Guillermo Bracciaforte.
jue 19 marzo 2020 11:57 PM

(Expansión) – “Trabajar desde casa no es un privilegio, es una necesidad”, es una de las frases más expresadas después de la aparición del coronavirus Covid-19, pues tras la declaración de la OMS de una pandemia, los miles de reportes de contagio a nivel mundial y las reacciones negativas en las bolsas de valores, el trabajo remoto se ha puesto en boca de todos como la medida que debió adoptarse desde hace ya tiempo por las empresas, sin esperar a una contingencia.

Desde hace un par de semanas, empresas alrededor de todo el mundo dieron pie a que sus empleados hagan “home office”, para continuar con su trabajo sin paralizar por completo sus actividades, y a la vez, evitar los contagios y propagación del virus.

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Los resultados evidencian que, si bien hay avances en materia de cultura laboral, no se trata de un modelo exclusivo para atender emergencias como la que vivimos ahora, sino que debe formar parte de su cultura empresarial de forma permanente.

Las nuevas generaciones tienen esto en mente desde antes de comenzar a laborar: necesitan de esquemas flexibles que se adapten a su movilidad, horarios y que estén enfocados a resultados.

Cumplir con un horario de oficina fijo no es ya una opción y no tiene ninguna ventaja si el trabajo no rinde frutos; por el contrario, no importa que trabajes desde tu casa o una cafetería si tu esfuerzo otorga buenos resultados.

Las empresas y trabajadores que han integrado en su cultura la idea del trabajo como parte del profesionista, y no de la oficina, y que utilizan modelos flexibles desde hace tiempo, ahora tienen una marcada ventaja competitiva.

Un caso de éxito es Ctrip, una agencia de viajes online con sede en Shanghai, que realizó un estudio sobre los efectos del teletrabajo en sus empleados. Los resultados indicaron un aumento de productividad del 22%, y un ahorro para la compañía de alrededor de 2,000 dólares por año para cada empleado. Al momento de desarrollar el estudio contaban con 16,000 empleados, por lo cual su ahorro es millonario.

¿Debemos seguir esperando a que las opciones se agoten, para que todas las empresas adopten este esquema? Todo indica que no se trata de algo pasajero, sino que el trabajo del futuro ya exige que los profesionistas puedan realizar sus tareas desde cualquier parte, por comodidad, calidad de vida, ahorro en costes para las empresas, reducción del impacto ambiental por movilidad, y una larga lista de ventajas que las empresas tradicionales se han negado a ver desde años.

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Para lograr una integración exitosa del teletrabajo en la operación diaria de las empresas, deben ocurrir dos cambios de mentalidad: uno en la propia empresa, y otro en los profesionistas.

Las empresas necesitan comprender que trabajar a distancia no equivale a dar el día libre a sus empleados, y que la productividad, así como la calidad del trabajo, tampoco disminuirán debido a ello.

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Para ello, los directivos deben instruirse sobre este tema y sus tendencias, capacitar a sus empleados para poder trabajar desde casa, y sobre todo, depositar más confianza en sus colaboradores: ellos son la fuerza que impulsa a la empresa.

Por parte del talento, mientras que centennials y millennials ya tienen claridad sobre cómo debe ser el trabajo a distancia, pues es parte de sus competencias profesionales generacionales, los profesionistas más grandes deben entender que no se trata de llevar la oficina a su casa, sino de establecer metas y objetivos claros, y desarrollar actividades puntuales para alcanzar estas metas. Concretamente, invertir más tiempo en alcanzar resultados que en cumplir con un horario.

En Estados Unidos, más de un tercio de los profesionales son independientes que operan de forma remota. Otros países, como Filipinas, ya cuentan con regulaciones específicas y su propia ley sobre teletrabajo (oficialmente Ley de Trabajo a Distancia), la cual señala que los empleadores deben proporcionar a los trabajadores a distancia los mismos beneficios que los empleados tradicionales (horas extra, créditos de licencia y bonos).

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La visión que se tiene del trabajo remoto tras esta contingencia puede transformarse para demostrar a las compañías sus beneficios, así como las condiciones para brindar los mejores resultados. Es un llamado a tener una mayor apertura y comenzar a repensar las estrategias laborales para mejorar el mundo, que ya son una necesidad para todos.

Nota del editor: Guillermo Bracciaforte es Cofundador y Director de Operaciones de Workana. Es graduado de la Universidad Católica de Córdoba en Business Administration y cursó un programa de Executive MBA en IAE Business School. Las opiones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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