La relación entre la contaminación del aire y el COVID-19
El COVID-19 es un virus respiratorio que puede ocasionar complicaciones cardiacas, shock séptico, falla del hígado y del riñón, así como el colapso general de los órganos internos.
Análisis preliminares han demostrado que la tasa de letalidad es más alta en aquellas personas que sufren otros padecimientos crónicos cardiacos, del sistema respiratorio o diabetes. De hecho, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés), ha hecho un continuo énfasis en el peligro que supone la combinación de dichos padecimientos con el nuevo coronavirus.
En ese sentido, la continua exposición a niveles altos de contaminación atmosférica contribuye directamente al desarrollo de dichas enfermedades y de padecimientos respiratorios más agresivos. A nivel internacional, se estima que dicha contaminación es responsable del 40% de las infecciones de las vías respiratorias y de enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, así como del 20% de la enfermedad coronaria y diabetes. Y a pesar de que la calidad del aire ha mejorado en algunas zonas focalizadas, dichas enfermedades no lo harán, por lo que las personas deberán enfrentar la crisis del COVID-19 con dichas afectaciones.
Una combinación de estas enfermedades no sólo es un riesgo para los ciudadanos en cuestión, sino una peligrosa carga para los sistemas de salud que se encuentren rebasados. Es bien sabido que hospitales alrededor del mundo enfrentan ya una escasez de equipo médico como respiradores y cubrebocas, insumos sumamente importantes para personas que viven con las enfermedades crónicas antes mencionadas.