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México y los retos de la ciencia y la tecnología ante la pandemia

La investigación, creación y apropiación del conocimiento y su transformación en nuevas tecnologías son parte de la riqueza de las naciones más desarrolladas, considera Juan Alberto González.
lun 11 mayo 2020 11:58 PM

(Expansión) – México se enfrenta a la mayor crisis en la historia reciente, sus efectos serán duraderos y aunque se prevé que la recuperación inicie hacia el cuarto trimestre del año, se anticipa que los niveles de producción serán menores que antes de la pandemia; sin embargo, esta crisis también nos da varias lecciones, una de ellas es que la ciencia es transcendental para salvar vidas, por lo cual, sin ella ningún sistema económico está preparado para combatir una pandemia.

Según el CONACYT, al 2018 México contó con 28,579 investigadores, pertenecientes al sistema nacional, es decir, 1.8 investigadores por cada 10 mil habitantes, en países desarrollados la cifra asciende a 30 o 40 investigadores; estas cifras son insuficientes para desarrollar e innovar tecnología, para encontrar soluciones rápidas y creativas.

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Los retos son diversos y más o menos complejos: mejorar las capacidades de diagnóstico y seguimiento de casos; asegurar la disponibilidad de herramientas de protección y tratamiento (máscaras, vestimenta, desinfectantes, respiradores); análisis de datos y predicción, comunicación efectiva y combate a la desinformación; servicios de cuidado y salud mental; aseguramiento de logística y alimentación, entre otros.

En el país es necesario contar con una política científica y tecnológica que fomente la creación de nuevos productos y servicios y el registro de un mayor número de patentes nacionales, dirigidos a cubrir las necesidades específicas de la sociedad y del sector empresarial mexicano, en donde también las universidades y centros de innovación se beneficien aumentando su nivel de ingresos derivados de la comercialización y adjudicación de patentes.

Al comparar a México y Holanda, en 2018 se observa que en México se tramitaron 16,424 solicitudes patentes, mientras que en Holanda se gestionaron 2,505; esto muestra una clara diferencia a favor de México de 13,919 solicitudes más. Sin embargo, solo el 9.4% fue de residentes, mientras que en Holanda el 84% fueron de residentes. Esta capacidad de exportación de conocimiento tecnológico ha contribuido a que Holanda se ubique en la segunda posición del Global Innovation Index 2018, impulsando beneficios económicos y sociales para el propio país.

Los principales retos y oportunidades son:

- Diseñar mecanismos para facilitar e incentivar la transferencia de tecnología de la academia a los sectores productivo y social;

- Crear las condiciones propicias y lineamientos para que los investigadores emprendan sus propias empresas (spin-off), con base en los desarrollos tecnológicos que han generado;

- Dar mayor apoyo a Pymes para que se inserten en programas de investigación y desarrollo tecnológico;

- Promover y facilitar el uso compartido de infraestructura de investigación entre instituciones de una misma región geográfica;

- Ampliar el número de científicos con la integración de investigadores jóvenes, esto implica la identificación de vocaciones científicas en edades tempranas para su asociación con grupos de investigadores;

- Establecimiento de esquemas de apoyo financiero enfocado a la ciencia y la tecnología, para acciones de fomento de sectores rezagados;

- Incentivar a los investigadores mexicanos a no sólo producir publicaciones, sino también generar, registrar y colocar patentes para uso en la industria y en la sociedad.

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A propósito de la próxima reforma al marco normativo que regula el fomento a las actividades de ciencia, tecnología e innovación del país, vale la pena hacer una reflexión sobre la desigualdad existente entre las distintas regiones de nuestro país en esta materia, lo cual se ha traducido en una desarticulación de cadenas productivas, cuya consecuencia ha sido que el promedio de contenido nacional de las exportaciones sea solo del 39%.

La investigación, creación y apropiación del conocimiento y su transformación en nuevas tecnologías son parte de la riqueza de las naciones más desarrolladas y explican su crecimiento económico. Por lo tanto, cuando se considera la relación entre el sistema de patentes y la innovación, hay que tener en cuenta no sólo de los incentivos a los inventores, sino también la oferta de financiamiento que cubra las distintas etapas de validación tecnológica y comercial, especialmente en lo que respecta a los emprendimientos caracterizados por procesos de maduración extendidos y demandantes de importantes inversiones de recursos.

OPINIÓN: Inversiones para salvar vidas

Acortar los tiempos para la innovación y la adopción de tecnologías, sin comprometer la calidad de las soluciones, es clave para una respuesta positiva, algunas tareas pendientes para este logro son:

- Vincular las agendas de investigación con los problemas de la sociedad y el sector productivo;

- Apoyar la maduración de las plataformas de transferencia especializadas en el desarrollo de empresas de base tecnológica;

- Fomentar el uso del conocimiento en las regiones para desarrollar proyectos productivos de innovación de alto impacto en cadenas productivas estratégicas;

- Identificar sectores estratégicos en las cadenas productivas y en las áreas de ciencia y tecnología;

- Promover el intercambio de experiencias de vinculación entre el sector académico y el sector productivo, especialmente en los sectores estratégicos con mayor dinamismo y requerimientos de crecimiento; y

- Promover un intercambio académico de estudiantes y docentes basado en las necesidades de la industria en las dinámicas productivas y en la aparición de nuevas tecnologías, así como en su inserción en la planta productiva.

Una política de Estado en materia de ciencia y tecnología requiere una visión integral que contribuya de manera esencial y eficaz a la solución de los problemas nacionales en todos los ámbitos relevantes: cultural, educativo, social, ambiental y económico.

Nota del editor: Juan Alberto González Piñón es director de Spark UP y académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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