En dichas manifestaciones, se alza la voz en contra del racismo, la discriminación y la violencia hacia ciertos grupos en situación de vulnerabilidad. Además, el antecedente reciente del movimiento feminista en marzo de este año ya pronunciaba reclamos contundentes en el mismo sentido.
Pues bien, no podemos negar que el ámbito profesional también debe replantearse sus propias dinámicas, para transformarse en un medio aún más inclusivo, con el propósito de promover la auténtica competitividad con base en la igualdad de oportunidades. En el plano de los negocios, el talento, la capacidad y la preparación, deben fungir como los únicos elementos de diferenciación entre pares. Ese es el espíritu que impulsa el libre mercado y la cultura del esfuerzo.
En este orden de ideas, el género femenino ha ido ganando terreno en el orbe empresarial. Cada vez son más las mujeres que ocupan posiciones de liderazgo dentro de las grandes corporaciones. Sin duda, la lucha por obtener oportunidades iguales a las de sus contrapartes masculinas, ha sido ardua. Aunque las nuevas generaciones parecen estar contribuyendo a desterrar la influencia del machismo, lo cierto es que todavía existen aspectos significativos por combatir como la brecha salariar por género y la violencia hacia las mujeres en el entorno laboral.
El paradigma de los negocios está evolucionado con rapidez; los mercados cambian y las empresas necesitan adaptarse con audacia. Conceptos como sustentabilidad, compliance (políticas para evitar prácticas de corrupción) y responsabilidad social, han adquirido un peso importante que se traduce en valor agregado para las organizaciones que se disponen a asumir como propia esta agenda.
No es casualidad que, en muchas empresas, son justamente liderazgos femeninos quienes toman la iniciativa por promover estas transformaciones con determinación e inteligencia. Las corporaciones con mujeres en posiciones de decisión tienden a obtener mejores resultados en rubros como ambiente laboral sano, transparencia y eficiencia en la gestión de recursos.
Asimismo, la pluralidad se posiciona, claramente, como un elemento de fortaleza y de ninguna manera constituye una debilidad. Las grandes empresas de Silicon Valley destacan por el multivariado origen de sus brillantes colaboradores. Donde la innovación y el pensamiento creativo predominan, no queda espacio para la discriminación. No se trata del color de piel o la creencia religiosa, sino de la disposición por trabajar y la pasión por crear nuevas posibilidades.