Creo que no hay mexicano que asegure que terminar con todo eso y para siempre no merece una profunda transformación.
Si a eso se refiere el presidente, no hay nadie que pueda estar en desacuerdo, salvo que esté dentro del grupo de quienes gozan de esos privilegios. Sin embargo, yo tengo otros datos.
La transformación que hasta hoy nos ofrece el presidente representa la destrucción de las instituciones, de los canales de comunicación, de los organismos autónomos, de los contrapesos, y de la toma de decisiones sin racionales técnicos, financieros, económicos, legales ni de costo-beneficio.
Esa transformación que promueve el Gobierno mexicano alude también a la adopción de políticas por revancha o resentimiento, a la cancelación de inversiones nacionales o internacionales, a la pérdida de empleos, a la destrucción de la confianza de inversionistas, a la fuga de capitales, al crecimiento de 0% en el 2019 (antes de la pandemia), y a la contaminación del aire y destrucción de reservas ecológicas.
Así, yo les pregunto, ¿qué entienden por transformación?
¿Transformación son las ocurrencias sin pies ni cabeza, los desplantes al orden establecido y a las instituciones, mantener a políticos impresentables como Manuel Barlett y Rocío Nahle?.
¿Transformación es la nueva corrupción de cuates encubierta de un falso sentido social, y hacer el ridículo ante foros nacionales e internacionales por la inexperiencia e incapacidad probada de funcionarios que provienen de la nada y que no han hecho absolutamente nada?
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