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Globalización en pausa

El primer paso de la recuperación de un país dependerá de la interdependencia con sus vecinos para establecer una regionalización comercial que fortalezcas las economías, opina Ramses Pech.
mié 08 julio 2020 12:00 AM

(Expansión) – Hasta antes del COVID-19, el mundo estaba por llegar a lo que sería la era de hiperglobalización (elevada interdependencia en la sociedad mundial), y hoy, ante el cambio de la movilidad de las personas con la nueva forma de poder intercambiar productos entre continentes, tendrá una pausa en función de los nuevos procesos que se tendrán que implementar a lo largo del aprendizaje y experiencia que tengamos de la pandemia.

Esto trasladará como resultado a regresar en forma momentánea al inicio de la base económica que dio paso a la globalización: la regionalización entre países con frontera cercanas y con alto contenido de intercambio comercial, aprovechando la experiencia de los tratados o acuerdos realizados anteriormente con la modernización que hoy en día tenemos.

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Es decir, países o regiones deberán empezar a mover sus mercancías, servicio o productos entre países que lo conformen en una forma libre con el objetivo de consolidar cada una de las economías que lo conforman con el objetivo de poder reiniciar con las nuevas prácticas de intercambios que se llevaran en el mundo y regresar hasta el momento que iniciara la pandemia con nuevas prácticas de comercio mundial.

Los productos y algunas materias primas tendrán una limitación conforme se tenga una adaptación a la nueva realidad; el petróleo y el gas natural que no tendrán efecto en ello. El mundo deberá reducir en corto plazo los riesgos de la extracción de los hidrocarburos y en función de tener un precio de la materia prima por arriba del punto de equilibrio deseado en superficie para su comercialización y transformación; esta última parte dependerá del incremento de la movilidad de la gente económicamente activa en un inicio en forma regional.

El primer paso de la recuperación de un país dependerá de la interdependencia con sus vecinos para establecer una regionalización comercial que fortalezcas las economías. Los flujos de dinero dependerán de la movilidad entre los países al ofrecer control e información de:

- Seguridad física (sabotajes o acciones hostiles por parte de otras personas) que tenga a lugar dentro de la región o cada país.

- Certeza jurídica que debe haber para que las inversiones estén seguras entre ellos con base en regulaciones y normatividades que permitan la generación de proyectos, negocios y oportunidades que las administraciones con base a su presupuesto público no puedan cubrir.

En la parte energética, muchas regiones no tienen la materia prima necesaria para transformar en energía y otras las tienen en abundancia, como el caso de Estados Unidos, México y Canadá.

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En el caso de nuestra región debemos aprovechar el nuevo T-MEC para no hacer lo mismo como en el TLCAN, en el que México asumió su aportación como armador de marcas, sino aportar avances tecnológicos en la industria de la energía. Esto no se logrará si continuamos pensando en que las empresas del estado son las responsables de poder cubrir toda la demanda energética; iríamos al fracaso en menos de una década.

Esto puede ser observado de enero a mayo del 2020 con datos de la SHCP que indican que gastamos 8% más respecto a los ingresos. Comparando los ingresos del 2019 en el mismo periodo, hay una diferencia de -0.2%, es decir, hay dinero en la parte publica, pero no está siendo utilizada en el desarrollo económico.

La reforma energética ha permitido poder tener un mercado abierto que inició hace cuatro años, el cual debemos proteger para que entren inversiones ante la contracción económica de inversión por parte de las empresas productivas que están dejando de pagar algunas empresas dentro de la cadena de proveduría, y no pretender en tirar a la borda lo que costó días, hojas, discusiones, desvelos y desacuerdos para que en el ultimo momento paremos y nos atrasemos ante una nueva realidad en el cambio de la forma de hacer negocios en el mundo.

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Hoy tenemos empresas en México con experiencias en mercados abiertos en energía y con experiencia de contratos que pueden ayudar a aminorar los tiempos de discusión, reacomodo y entendimiento de cada parte de la cadena; aprovechemos a un Valero, Chevron, BP, Shell, General Electric, Emerson, ATCO y otras más que tienen la experiencia en momentos de crisis, cómo aportaron ideas y recursos en los mercados donde han estado.

Los próximos dos a tres años México dependerá de una regionalización y será el nuevo inicio de partida que tendremos, una única segunda oportunidad de demostrarnos a nosotros mismos que dejaremos de ser un país en vías de desarrollo o emergente y que no debemos desaprovechar ante el reinicio del reloj económico mundial de la forma de comercializar lo que podemos ofrecer al mundo, una vez comprendido nuestro mercado interno energético abierto.

Nota del editor: Ramses Pech es analista de la industria de energía y economía. Es socio de Caraiva y Asociados-León & Pech Architects. Síguelo en Twitter como @economiaoil . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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