Sacar dinero de las Afores, la dolorosa decisión de los mexicanos en la epidemia
Las necesidades están ahí y pueden ser excelentes oportunidades de inversión, lo mismo para conectividad 5G que en programas sociales, siempre que se centren en generar resultados efectivos y medibles. Lo mismo iniciativas locales de readaptación social de presos o provisión de agua potable, que contratos de pago por resultados para prevención de enfermedades o equidad de género. Y todo con rendimiento financiero.
En todo eso podrían invertir no sólo las Afores, sino fondos de pensiones de todo el mundo, actualmente inmersos en una profunda revisión de sus estrategias de cartera para incorporar métricas objetivas de impacto social y ambiental, en balance con el retorno y el riesgo financiero.
Hoy, en Francia los empresarios deben ofrecer planes de ahorro 90/10: 10% en empresas sociales y el resto en activos que cumplan con principios ESG. En México, desde la Alianza por la Inversión de Impacto hemos promovido que Afores y planes privados de pensión adopten estas prácticas. Pueden despejarse restricciones y generar incentivos, pero el punto de inflexión, como en tantas otras áreas, es el cambio de mentalidad. No iremos a ningún lado sin eso.
OPINIÓN: El plan de reforma al sistema de pensiones es una oportunidad histórica
Para explicar con sencillez la esencia de la inversión de impacto y el sentido que hace para el capital pensionario, me gusta poner como ejemplo lo que me comentó alguna vez gente relacionada con el fondo de Grupo Bimbo: el rendimiento es indispensable para aspirar a un retiro digno, pero qué tanto podrá serlo en un futuro con la sociedad rota y el planeta devastado.
Con esa transformación en marcha en el sector inversionista global, en teoría sería difícil pensar en una ocasión más promisoria para la inversión con ese perfil en México, tomando en cuenta el ascenso de una fuerza política que se asume como abanderada del progresismo social. Sin embargo, mientras que entre los actores financieros se expande la disposición para salir de la caja tradicional, aquí, contrario a la narrativa presidencial de confrontación al conservadurismo y en medio de una recesión económica brutal, se endurece una postura que no podría ser más conservadora y limitante, tanto para invertir como para transformar a la sociedad.
Es viable escalar la inversión y su impacto para el progreso social: depende de si esa es la prioridad, por encima de ideología, obsesiones o el poder por el poder mismo. Ese es el primer paso. El segundo: aceptar con realismo y responsabilidad que ningún gobierno tiene los recursos para resolver solo los retos en común, ni tendría por qué hacerlo así.
Nota del editor: Rodrigo Villar es un emprendedor social y Socio Fundador de New Ventures, donde busca transformar la manera tradicional de hacer negocios y crear un nuevo modelo empresarial que perciba el impacto como status quo. Cuenta con un MBA del Royal Melbourne Institute of Technology y estudió la carrera de Contabilidad y Administración Financiera por el Tecnológico de Monterrey. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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