La Secretaría de Hacienda ha comentado que en el 2021 no tendremos los mismos ingresos, pero sí el mismo gasto. Adicionalmente confirmó que el panorama económico internacional tendrá una gran dificultad para todos los países. La nación no ha prevenido su crecimiento con base en una estructura en tener dinero circulando en su economía y en tener mejor acceso en salud, educación, infraestructura y con una mayor importancia la energía, que sin ella no habrá desarrollo industrial bajo un marco de mejora en el tipo de materias primas o tecnologías para su creación o transformación.
A la nueva mesa directiva de la Cámara de Diputados se le entregará la próxima semana el presupuesto para el 2021 y el reloj empezará a moverse en función de cómo, a quienes y cuánto serán las participaciones que la administración propondrá vía la SHCP.
El informe de gobierno debe o debería ser un documento estadístico matemático de datos e dinero a lo no realizado por decisiones y/o circunstancias ajenas al plan original; un documento de apología histórica anual o un almanaque de consulta para el librero.
Creo que en México hemos confundido el análisis de los datos con la suma de decir lo bien o mal que está una administración, pero nunca hemos hecho a partir de estos datos un plan de nación de largo plazo y, en el caso de tenerlo, podría ayudarnos a determinar qué tan alejados estamos de lo que pensamos debería estar el país con base en la cantidad de dinero disponible para que la economía pueda mover a la sociedad.
El informe de gobierno es entonces una herramienta y que deberá ser utilizado por la Cámara de Diputados para determinar si la forma como fue gastado el dinero cumplió con las expectativas de crecimiento del país, y en el caso contrario, deberá haber una corrección de este con base en un plan de largo plazo para los presupuestos en los años subsiguientes.
En 2021 los presupuestos de los países deberán cambiar, el riesgo financiero que se pretenda debe ser trasladado a la parte de inversión privada al haber apoyado durante la crisis del COVID-19, en una primera fase a empresas, para tener acceso a capital y una adecuación continua a políticas financieras, y dar lugar a un alivio en las finanzas públicas, para que todo aquello que continúe parado pueda reactivarse al redefinir el gasto para el desarrollo económico.