Claramente eso nos habla de la crisis que millones de mexicanos estamos atravesando, muchos han visto reducidos sus ingresos, otros los han perdido por completo y la mayoría están en una situación de franca cautela para tomar decisiones de inversión ante el rumbo que tomará el país.
La buena noticia es que los bancos no han cerrado la llave del crédito hipotecario, al contrario, están muy abiertos a otorgar financiamiento para la vivienda y, en mi opinión, este es el gran momento para las instituciones privadas de generar nuevas estructuras de crédito hipotecario, de modo que puedan hacer más accesible que nunca ese tipo de financiamiento.
Sin duda, la banca podrá innovar lanzando por primera vez productos de crédito hipotecario a 30 años que se conviertan en el año 7 en créditos a 15 o 20 años. Eso permitirá a las personas tener acceso al crédito hipotecario al poder acreditar un menor ingreso y, por lo tanto, pagar mensualidades más bajas los primeros 6 años del crédito.
La accesibilidad será clave en los próximos meses, además de la guerra de tasas que ya se venía dando y que, desde mi perspectiva, será más agresiva por parte de los bancos hacia el final del 2020.
Las personas siguen comprando casas y departamentos, aunque las adquisiciones —por cautela— son de menor precio del que originalmente tenían planeado, pero la compra no se ha detenido.
Hay que decirlo, a pesar de la incertidumbre que está generando el panorama actual y las acciones de la administración de Andrés Manuel López Obrador, las personas tienen que seguir con sus procesos de formación de patrimonio y eso es de suma importancia para un negocio que tardará en recuperar el dinamismo que ha tenido los últimos 20 años.