Si a eso sumamos otros factores relacionados con las políticas públicas irresponsables de la administración del presidente López Obrador, veo con claridad una recuperación mucho más prolongada y un efecto negativo más profundo durante la recesión, misma que es muy importante mencionar, ya estábamos viviendo desde antes de la crisis del COVID-19.
Recordemos que el aislamiento social por coronavirus ha generado una caída inédita en la demanda de todo tipo de bienes y servicios. Los inmuebles no son la excepción a dicha contracción temporal.
Hoy somos testigos del aprovechamiento de las plataformas tecnológicas existentes en el sector inmobiliario para agilizar transacciones actuales y futuras, lo cual me confirma que, gracias a la naturaleza emprendedora tanto de desarrolladores inmobiliarios como de asesores inmobiliarios, veremos cambios que generarán nuevas formas de transaccionar y procesos más eficientes en beneficio de la industria.
Un ejemplo muy relevante lo podemos ver en la Ciudad de México, donde gracias a las gestiones de años anteriores por parte del Colegio Nacional de Notarios y diversas autoridades, en la actualidad las transacciones inmobiliarias se pueden realizar electrónicamente en casi todas las fases del proceso.
Es posible obtener en línea documentos claves como los Certificados de Libertad de Gravamen, inscripciones en el Registro Público de la Propiedad, certificaciones de predial y agua, constancias de alineamiento y número oficial, dejando únicamente para efectos presenciales la firma de la Escritura Pública.
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